La ciudad de Valéncia amaneció ayer con una parada de autobús de la EMT vandalizada con un mensaje contrario al turismo, lo que ha vuelto a poner en el foco público un tema complejo y cada vez más presente: el impacto del turismo de masas y la proliferación de los apartamentos turísticos.
Aunque este tipo de manifestaciones pueden parecer una reacción hostil, no representan el sentir general de la población valenciana, que sí valora el turismo como motor económico.
Sin embargo, existe un creciente malestar hacia ciertos modelos turísticos que generan desequilibrios sociales, económicos y urbanos.
Es fundamental diferenciar entre el rechazo al turismo en sí y la crítica al turismo descontrolado.
La ciudadanía no se opone al visitante que respeta el entorno, la cultura y la convivencia, sino al modelo turístico que favorece la saturación, el encarecimiento de la vivienda y la pérdida de identidad de los barrios.
La parada en cuestión, la número 373: Pio XII(par)-Metro Campanar con la gran pintada escrita en inglés, «Tourist go home» que significa «Turista vete a casa», rechazando de pleno su estancia en nuestra ciudad.
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El problema de los apartamentos turísticos
Uno de los factores que más tensiones genera es el auge de los apartamentos turísticos, especialmente en zonas céntricas como Ciutat Vella, el Carmen o Ruzafa.
“en 2024 se registró un récord absoluto con la llegada de casi 30 millones de turistas”
Muchos de estos inmuebles han sido retirados del mercado residencial, lo que ha provocado un aumento desorbitado de los precios del alquiler, expulsando a vecinos de toda la vida y transformando el tejido social.
Además, la conducta incívica de algunos inquilinos temporales, unida a la rotación constante de turistas, afecta la convivencia vecinal.
Estos elementos, sumados a la falta de regulación efectiva, han generado un caldo de cultivo para el descontento.
Aunque Valéncia ha empezado a tomar medidas, como la moratoria de nuevas licencias de apartamentos turísticos en determinadas zonas o la aprobación de ordenanzas que limitan el uso turístico del suelo residencial, muchos vecinos y colectivos consideran que las actuaciones todavía son insuficientes o llegan tarde.
Buscar un equilibrio con responsabilidad institucional
Valéncia es, y debe seguir siendo, una ciudad turística.
El sector turístico representa ya más del 16 % del PIB de la Comunitat Valenciana, y genera más de 280.000 empleos
No obstante, debe promoverse un modelo sostenible, equilibrado y justo, que permita la convivencia entre residentes y visitantes.
Las soluciones pasan por un marco legal claro y eficaz, con sanciones para pisos ilegales, inversión en vivienda pública, control del uso del suelo urbano y campañas de concienciación para un turismo respetuoso.
También se debe incentivar un modelo de turismo cultural, gastronómico y desestacionalizado, que beneficie a toda la ciudad y no solo a determinados sectores económicos.
En definitiva, no se trata de turismofobia, sino de exigir un modelo turístico que respete la ciudad y a sus habitantes. Un turismo bien regulado y consciente es perfectamente compatible con la vida de barrio y el desarrollo sostenible de Valéncia.