San Vicente Ferrer fue un dominico valenciano nacido en el Cap i Casal el 23 de Enero de 1.350, nacido de una familia acomodada de la Ciudad en la época ingresó en los dominicos y destacó por varias facetas, entre ellas la de obrar sus famosos “Milacres” (Milagros) alzando el dedo índice.
En una de sus visiones San Vicente decidió ir a predicar el evangelio y viajó por media Europa predicando mediante sermones el evangelio.
La vida de Sant Vicent Ferrer
Ya su padre aseguró que tuvo un sueño premonitorio, ya que embarazada su esposa soñó que estaba escuchando predicar a un gran hombre, el que sería su hijo.
A la hora del bautizo se dirigieron a la casa de Guillermo Ferrer los Jurados, que luego llevaron al niño en procesión a la parroquia. Según cuentan los biógrafos del santo, a la hora de elegir el nombre, surgió una disputa entre los Jurados, pues todos querían que llevase el suyo. El párroco resolvió el asunto diciendo que se llamaría Vicente, como el patrón de la ciudad, San Vicente Mártir.
De niño, haciendo la señal de la cruz se ponía a imitar las palabras, gestos, posturas y tonos de voz de los predicadores que oía en Valencia.
Posteriormente ingresó en la orden de los dominicos a los 17 años y fue llevado a estudiar a Barcelona y a Lérida. A los 28 años recibió la máxima calificación “Summa Cum Laude” en el doctorado en teología. Dedicándose a la enseñanza en las Universidades de Valencia, Barcelona y Lérida.
En 1.374 Sant Vicent Ferrer se puso a predicar tras una larga hambruna en la Plaza de Born de Barcelona, asegurando que “antes de la noche llegarían dos navíos cargados de trigo que acabarían con el hambre”. Un hecho que una hora antes de la medianoche se divisaron dos barcos como así había sugerido el santo, a pesar de que nadie conocía de la existencia de los navíos.
En 1.378, San Vicent Ferrer regresa a Valencia, entre una enorme expectación y eso que era sólo diácono, pero un año después fue ordenado sacerdote en Valencia. Ese mismo año fue nombrado prior de los dominicos de Valencia, un cargo de gran importancia y mayor poder en toda la Corona de Aragón y especialmente en el Reino de Valencia.
Sant Vicent Ferrer vivió en primera persona el cisma de occidente y fue confesor del Papa Luna, quien lo nombró primero obispo de Lérida y luego de Valencia, incluso cardenal de Valencia, cargos rechazados por San Vicente Ferrer.
En 1.397 enfermó gravemente y tuvo una visión donde decidió que su vida iba a consagrarse a la evangelización. Durante 20 años ( hasta su muerte), recorre España, Alemania, Francia, Bélgica, Holanda, Italia e Inglaterra dando sermones casi en cualquier lugar, evangelizando.
Sus sermones eran seguidos de gran gentío, y duraban más de dos horas. San Vicente estaba antes de cada sermón entre 4-5 horas rezando a Dios, y tras los sermones se realizaban dos procesiones. Una de hombres convertidos, rezando y llorando, alrededor de una imagen de Cristo Crucificado; y otra de mujeres alabando a Dios, alrededor de una imagen de la Santísima Virgen. Estos dos grupos lo acompañaban hasta el próximo pueblo a donde el santo iba a predicar, y allí le ayudaban a organizar aquella misión y con su buen ejemplo conmovían a los demás.
Fue gran mediador en asuntos complicados en el Reino de Valencia y participó en el histórico Compromiso de Caspe acabando con el cisma de Occidente.
Sant Vicent Ferrer murió en la ciudad de Vannes (Francia) el 5 de abril de 1419, Miércoles de Ceniza, a la edad de 69 años. Acudió tanta gente a darle un último adiós que en tres días no se le pudo dar sepultura.
Fue canonizado el 29 de junio de 1455 por el Papa Calixto III, a quien San Vicente le había profetizado «Serás Papa y me canonizarás«. En los procesos que se tramitaron para su canonización en Aviñón, Tolosa, Nantes y Nápoles figuran documentados hasta un total de ochocientos sesenta milagros.
La historia más allá de la religión
La historia de este popular santo Valenciano, va más allá de sus milagros o sermones, ya que fue el fundador del primer orfanato de Valencia, quizá el primero de Europa, el Colegio Imperial de los niños de Sant Vicent Ferrer, hoy sigue en funcionamiento seis siglos después. Una vida dedicada al evangelio y a la sociedad, en este caso a los niños desamparados, a los que no tenían familia, a los huérfanos, y coincidió con esta tarea con otro notable valenciano, el Padre Jofré, fundador del Hospital Provincial de Valencia dedicado a al advocación de Santa María y a los inocentes, folls ( locos) y desamparados.
La historia une a los dos religiosos, ambos coincidieron en el tiempo y el padre Jofré se unió a los sermones de San Vicente y ambos además dejaron su huella en Valencia, con los desamparados, folls e inocentes, con los huérfanos y más desfavorecidos, iniciando sin saberlo la atención de servicios de servicios sociales en la Valencia del siglo XIV-XV.
Ambos más allá de su fe y su dedicación eclesiástica han de ser recordados por su dedicación y aportación a la sociedad valenciana y su protección y cuidado a los más desfavorecidos.
Un hombre ejemplar que hoy merece ser recordado y es patrón de la Ciutat de Valéncia, del Regne de Valéncia, y de muchas poblaciones valencianas.
Las celebraciones a Sant Vicent Ferrer por toda la Comunitat Valenciana
En Valencia la sede de las celebraciones son en su Casa Natalicia convertida hoy en Iglesia dedicada al Santo, en el carrer del Mar del Cap i Casal.
Valencia levanta altares temporales en calles y plazas en su memoria recordando su vida y sus múltiples “Milacres”, incluso una calle junto a la seu se dedica a sus “Milacres”. Por ello es fiesta en la Comunitat Valenciana.
Pero también en el sur de la Comunitat es día grande, así en San Vicent del Raspeig es fiesta patronal, o en llíria, donde el propio San Vicent puso su mano y dijo “De esta font brollarà aigüa i mai s’assecarà”, en el Paraje de Sant Vicent de Lliria, como así ha sido.
Árduo defensor de la Cultura Valenciana y del Regne de Valéncia, defensor de la Llengua valenciana, patrón merecido.