El Mercado Central de Valencia es el mejor mercado de productos frescos de Valencia, pero también es el mayor de los mercados municipales de la Ciudad, el más grande de Europa de estas características. En éste impresionante recinto construido hace más de 100 años tenemos toda clase de productos, incluso una joyería, tiendas de vinos, de souvenirs y hasta un bar, ya no es sólo la dispensa de los valencianos.
Desde hace años se debate entre turismo sí o turismo no, y no se han dado cuenta de que tras las jubilaciones y traspasos cada día hay más tiendas dedicadas a la venta de productos fuera de la cesta de la compra de la primera necesidad. Por supuesto hay fruterías y carnicerías, pero también tiendas de degustación de licores valencianos, venta de souvenirs, lugares donde degustar un vermut o un cazalla, y hasta lugares donde comprar una joya.
La dicotomía entre las paradas de productos frescos de primera necesidad y las que no
Así, la asociación que lleva la gestión privada del recinto municipal hace años que declaró la guerra al turismo con medidas cada vez más restrictivas y tars la #DANA se ha visto que con la caída del turismo los pasillos del principal mercado municipal del Cap i casal se han vaciado. Son muchos los vendedores que aseguran que esta Navidad han contraído sus ventas hasta en un 40% con respecto a años anteriores, y es que la caída del turismo tras la #DANA en la Ciudad de Valencia se sitúa en un 40% y esos e nota, se nota en la hostelería y se nota en las compras en el Mercado, especialmente en las paradas que no son de productos de primera necesidad.
La guerra contra el turismo de las paradas que se dedican a ventas de productos frescos de primera necesidad hacia el turismo que les molesta no es nueva, pero es llamativo que la emprenda la asociación de vendedores que pide respeto a un mercado y a un recinto a los que ellos no tienen ningún respeto, permitiendo goteras permanentes, publicidad ilegal por todas partes, incluso pancartas en techo anunciando cervezas años. casualmente. o no, la directiva de la asociación que regenta la gerencia la dirige una frutera, acompañado de otras paradas de este tipo de productos. Mientras recelan de estas medidas aquellas paradas que necesitan al turista como potencial cliente.
Incluso lo que tienen esa turismofobia en el Mercado Central olvidan que los cruceros cargan producto fresco en el Mercado Central y se une a una campaña contra el turismo a la que sucumbió la propia alcaldesa Catalá que se ganó la reprimenda del propio Boluda diciendo que “no queremos megacruceros”. Todo ello mientras se sigue permitiendo miles de apartamentos turísticos ilegales por toda la ciudad y se presentan medidas restrictivas que luego no se aplican o se hace tarde y mal.
Así, la asociación de vendedores de La Cotorra asegura que “somos touristfriendly” y que Valencia ha de ser una ciudad de acogida al turismo, pero regulado, y apostando por un turismo de calidad, ya que la ciudad ha migrado su economía hacia el sector turístico la última década y ahora reniega de él. Quizá de esas políticas estos lodos actuales, pero todo regulado y con cabeza y pensado y repensado se hace mejor, otra cosa son los intereses de cada uno y sus políticas interesadas.
El Mercado Central ha de quererse a sí mismo y respetarse y ello pasa porque no exista polvo de 20 años en sus vidrieras ahora ya opacas, no se vean los chorretones de agua entre polvo en sus azulejos, y no se permita más destrucción del patrimonio, y se cuide un mercado que es una joya en sí arquitectónica y a la que el Ajuntament de Valencia y la asociación privada que lo regenta no lo abandonen más. No más políticas de foto y excusa y sí más hechos reales para todos.