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Una empresa especializada reparará el mástil y limpiará de detritus la estatua del popular héroe valenciano Vicente Doménech.
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La figura, obra del escultor Emilio Calandín, fue erigida a petición de 110 ciudadanos en el año 1906 y colocada junto a las Torres de Quart en 1966.
La icónica figura de bronce de Vicente Doménech, el Palleter, va a ser sometida a partir de este mes de septiembre a un proceso de restauración, por recomendación de la Oficina Técnica de Restauración y Mantenimiento de Monumentos del Ayuntamiento de Valencia. La obra del escultor Emilio Calandín fue erigida a petición de 110 ciudadanos que en 1906 querían rememorar la figura del humilde labrador vecino de Patraix y nacido en Paiporta, en vísperas del centenario de la invasión napoleónica.
Desde la avenida Guillem de Castro, el Palleter enarbola su faja de labrador como bandera contra el invasor francés, a la sombra de las Torres de Quart.
A pesar de que los años no han hecho mella en su patriótica pose, los técnicos municipales han detectado que el mástil que sostiene el Palleter en su mano derecha está craquelado y se ha quebrado el revestimiento de plancha de bronce que lo recubre, por lo que se ha considerado necesaria la intervención de manos expertas en la restauración de dicha escultura, al objeto de recuperar de este modo su estado original y mantener su valor.
La pieza escultórica presenta detritus de aves en escultura y pedestal, además de suciedad depositada a consecuencia de la acumulación de partículas ambientales, de las inclemencias del tiempo y de la contaminación producida por el tráfico rodado.
A través del correspondiente expediente de contratación, la Concejalía Delegada de Acción Cultural y Patrimonio Histórico ha adjudicado las labores de restauración de la figura del Palleter a la empresa Noema Restauradores por un importe total de 15.826,80 euros. Está previsto que la rehabilitación de la figura dure dos meses. El personal especializado acometerá la restauración in situ. Por ello se montará un pequeño andamio y se hará uso de maquinaria elevadora. La zona permanecerá vallada.
Limpieza de pedestal y escultura
La empresa adjudicataria restaurará tanto el pedestal como la escultura. En el primer caso, se hará una limpieza mecánica en seco, con cepillos de raíz y brochas de cerdas blandas, para eliminar la acumulación de detritus de aves y la suciedad ambiental. La superficie recibirá un tratamiento biocida y de hidrofugación. También se repondrán las juntas perdidas o disgregadas.
En cuanto a los arreglos en la propia figura del Palleter, las tareas consistirán en la limpieza mecánica en seco para la eliminación de concreciones, la limpieza química para eliminar costras de deformación y cloruros de bronce, el sellado químico de cloruros y la aplicación de inhibidor de la corrosión y de doble estrato de protección. La restauración concluirá con el injerto de una barra de acero inoxidable y revestimiento con plancha de bronce, para restaurar el mástil dañado, que simula la caña que empuñó el popular héroe valenciano.
La estatua del Palleter se colocó junto a las Torres de Quart en 1.966
En 1966, la corporación municipal tomó la decisión de derribar unos locales que estaban junto a las Torres de Quart y ampliar los jardines de Cervantes sitos en la calle Guillem de Castro. Este fue el lugar elegido para colocarla ese mismo año, delante de un pequeño trozo de la antigua muralla que todavía perdura. En el pedestal sobre el que está izada la figura, se esculpió el escudo de la ciudad y la siguiente dedicatoria: “Valencia a Vicente Domenech el Palleter”. La figura que va a ser restaurada es una copia de la que el propio escultor Emilio Calandín presentó en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1901, donde fue premiado junto a Mariano Benlliure y Joaquín Sorolla.
Vicent Doménech “El Palleter”
Vicente Doménech, conocido por el sobrenombre de “El Palleter”, fue un personaje popular y destacado en la Guerra de la Independencia Española y que, según la tradición, sería el primero en alzar su grito de revuelta contra los franceses en Valencia.
Doménech fue un huertano nacido en Paiporta en 1783, que a los ocho años se trasladó al barrio de Patraix con unos familiares. Su indumentaria consistía en un traje de huertano o de “saragüell”, con una faja roja en la cintura. Su trabajo consistía en vender pajuelas inflamables (oficio que daría nombre a su apodo).
En la placeta de les Panses, junto a la iglesia de la Compañía, varias veces a la semana llegaba el correo y la prensa desde Madrid, y allí se reunía la gente para leer en común la gaceta. El ambiente ya estaba tenso, llegando días antes algunos párrocos a invitar en sus sermones al pueblo a defender su tierra frente al francés.
El día 23 de mayo de 1.808, la multitud se congregaba en la citada plaza. Al llegar la prensa se comenzó a leer en voz alta, y tras saberse que el rey había abdicado en favor del francés, todos los presentes callaron, durante unos minutos nadie decía una palabra. Al poco, alguien gritó “VIVA FERNANDO VII”. Al momento cundió un gran alboroto y la muchedumbre comenzó a recorrer las calles gritando el nombre de Fernando VII.
Por las calles un enorme vocerío proclamaba, “Viva Fernando VII, muera Napoleón”. La situación llevó al Capitán General a llamar a la casa de la Audiencia (hoy Palacio de la Generalitat) a algunos notables de la ciudad y allí convocar Acuerdo.
El gentío se acumulaba en la puerta y, al ver que las autoridades no parecían dispuestas a declarar la guerra, la muchedumbre envió un representante. El elegido fue el franciscano padre Rico. Al Acuerdo se le exigió que reclutara a filas a los hombres de 16 a 40 años, sacar la Real Senyera (declaración de guerra), quemar el papel sellado por Murat y firmar en nombre del legítimo rey, Fernando VII.
Mientras dentro se mostraban indecisos, “El Palleter”, fuera entre la multitud, se desenrolla la faja encarnada que llevaba ceñida, la trocea y reparte entre sus compañeros, y guardando el trozo más grande para sí mismo, lo pone en la punta de una caña; a ambos lados pone una estampa, por uno la “Mare de Déu dels Desamparats” que él mismo tenía y por la otra, la de Fernando VII que había cogido en el comercio de un tal Beneyto.
Enarbola Vicente Domenech su “bandera” entre aclamaciones de todo tipo que no cesaban a su alrededor, se dirige Vicente hacia la Plaza del Mercado. Llegan a la casa donde se vende papel sellado y Vicente pide que se lo entreguen todo, y tomando un pliego, sube sobre una silla, lo rompe ante una multitud y dice a gritos:
UN POBRE PALLETER LI DECLARA LA GUERRA Á NAPOLEÓN: VIVA FERNANDO VII, Y MUIGUEN ELS TRAÏDORS