Afectados por la riada del 29 de octubre anuncian que pedirán amparo al Tribunal Constitucional, después de que la Audiencia Provincial de Valencia rechazara abrir una investigación sobre el mantenimiento de barrancos y su posible vínculo con los daños causados por el temporal.
Las víctimas no se rinden: buscan justicia en el Constitucional
La Asociación de Damnificados por la DANA Horta Sud-Valencia ha decidido acudir al Tribunal Constitucional en busca de amparo. La medida se produce tras la resolución de la Audiencia Provincial, que ha respaldado la decisión de archivar cualquier investigación relacionada con la limpieza de barrancos antes de la riada.
Para las víctimas, esta decisión judicial no solo es decepcionante, sino también injusta. Argumentan que la falta de mantenimiento de cauces naturales y barrancos tuvo un papel determinante en la magnitud de los daños. Consideran que no investigar ese posible nexo es cerrar la puerta a una de las claves que explican la catástrofe que dejó más de 200 muertos y cientos de damnificados.
“¿Y si se hubiera limpiado a tiempo?”
Muchos vecinos de municipios como Silla, Albal o Catarroja recuerdan cómo, en los días previos a la DANA, se denunciaba públicamente el estado de abandono de numerosos cauces. “Estaba lleno de cañas, ramas secas y basura. El agua no tenía por dónde salir”, cuenta Salvador, un agricultor de Alcàsser que perdió su cosecha y parte de su maquinaria. “Lo avisamos, pero nadie nos hizo caso”.
La sensación de que todo pudo ser diferente si se hubieran tomado medidas preventivas a tiempo pesa como una losa entre los afectados. Es por eso que la Asociación ha decidido seguir adelante con su lucha legal, convencida de que el Constitucional puede darles la razón y abrir la puerta a nuevas responsabilidades.
La justicia ordinaria cierra filas
Uno de los aspectos más criticados de la resolución judicial es la negativa a reconocer lesiones psíquicas como consecuencia del desastre. La Audiencia considera que para admitir estas lesiones es necesario demostrar una conducta deliberada y calculada, algo que, a su juicio, no se dio en este caso.
Pero para las víctimas, esa visión es profundamente injusta. “¿Hace falta que alguien te grite para tener ansiedad? ¿No basta con haber perdido tu casa, haber sacado a tu hijo del agua, haber visto morir a tus vecinos?”, se pregunta Marta, vecina de Picassent y una de las portavoces del colectivo. “Hemos vivido un trauma y nos dicen que no es suficiente”.
El mantenimiento de los barrancos, gran olvidado
La principal reclamación gira en torno a la limpieza —o falta de ella— de barrancos y cauces de agua. Durante años, vecinos y asociaciones ecologistas han advertido del riesgo que suponía el abandono de estos espacios. La acumulación de vegetación, residuos y escombros convertía a los barrancos en auténticas trampas hidráulicas, listas para colapsar ante una gran lluvia.
Tras la DANA, se encontraron zonas donde el agua apenas pudo avanzar por los cauces, provocando que la riada buscara salida a través de calles, viviendas y zonas agrícolas. En lugar de fluir, el agua quedó embalsada en puntos críticos, multiplicando su fuerza destructiva.
“No pedimos venganza, pedimos prevención. Y si no hubo limpieza, debe saberse quién falló”, reclama Antonio, presidente de una asociación vecinal en Sedaví.
¿Un paso más o el último intento?
El recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional representa una vía extraordinaria, pero la Asociación asegura que agotará todas las opciones legales posibles. Están convencidos de que no se puede cerrar en falso una tragedia que aún sigue muy presente en las calles de la comarca.
Algunos miembros del colectivo, visiblemente cansados por meses de lucha, reconocen que esta batalla es también emocional. “Nos dijeron que no había nada que hacer, que era culpa de la naturaleza. Pero cuando ves lo que no se hizo, te das cuenta de que sí hay responsables”, afirma Mari Carmen, de Benetússer.