27 años sin Lizondo, un valenciano como pocos, olvidado por los de antes y los de ahora

27 años sin Lizondo, un valenciano como pocos, olvidado por los de antes y los de ahora

Vicente González Lizondo ayer hizo 27 años que nos dejó, el único valenciano que llevó una naranja al Congreso de los Diputados y se la ofreció al entonces presidente del Gobierno Felipe González, un valenciano que defendió como pocos a su tierra, al campo valenciano, a la citricultura valenciana.

Vicente González Lizondo un valenciano para la historia

 

Los de antes y los de ahora quieten olvidara  este valenciano universal que luchó como pocos por su tierra, ambos tienen en común el miedo del resurgir de un espacio político huérfano desde hace 27 años, el valencianismo político, que uno dicen defender y el catalanismo más rancio se atreve a autodenominarse como valencianista, para ocultar su catalanismo y así conseguir un puñado más de votos.

Vicente González Lizondo fue el alma mater de Unio Valenciana, el partido valencianista que durante varias legislaturas consiguió unir a regionalismo, autonomismo y nacionalismo valenciano, de derechas o de izquierda, pero que tenía claro que el nexo de unión era el “amor per lo nostre” y la defensa de los intereses valencianos.

Pocos saben y muchos quieren olvidar intencionadamente su legado, como concejal del Ajuntament de Valencia inició su andadura en 1.983 y siguió en las elecciones de 1.987. En las elecciones generales de 1.989 fue elegido Diputado en Madrid por Unio Valenciana, y allí protagonizó imágenes tan recordadas como la de la defensa de la citricultura valenciana, con la naranja en el Congreso de los Diputados.

En las elecciones de 1.991 se presentó de nuevo al Ayuntamiento de Valencia, y dió la alcaldía a Rita Barberá, siendo teniente de alcalde y poniendo frente a Cultura a Dolores García Broch, que instaló Senyeras Valencianas en todas las sedes municipales, antes una bandera proscrita y crearon la Universitat Popular de Valencia. Pronto las desavenencias llegaron y dimitió y volvió al Congreso de los Diputados, revalidando escaño.

En 1.994 renunció a su acta de diputado por sus problemas cardíacos. Pero en als Elecciones Autonómicas de 1.995 consiguió acta de diputado por Unio Valenciana. Allí formuló el conocido como Pacto entre el PP y Unio Valenciana, llevando de nuevo el valenciano a las instituciones y les Normes d’El Puig a las Consellerías, al Institut Valencià de la Joventut, publicando en Normes d’El Puig. En el año 1.995 fue elegido President de Les Corts Valencianes.

Sus enfrentamientos dentro de la coalición valencianista con el nuevo President Héctor Villalba y fue expulsado del partido al considerar que había facilitado el desplazamiento de militancia hacia el PP. Sufrió tras un viaje a Madrid un infarto en un pleno de Corts Valencianes, fue un 18 de diciembre y falleció siendo President de Corts Valencianes el 23 de diciembre en Valencia.

Un homenaje pendiente por las instituciones valencianas que temen se reavive su memoria

 

El que fue su Ajuntament de Valencia le debe una calle, plaza o avenida, pero el expediente a pesar de las numerosas peticiones recibidas en estos últimos 7 años lo metió en un cajón la concejal Gloria Tello ( Compromís) que prefirió poner calles al catalanismo y a falangistas reconvertidos a ideológos de los paises catalanes que algunos tanto añoran como fue Joan Fuster.

El Ayuntamiento actual de PP y Vox tampoco ha querido rendir este homenaje y el expediente sigue parado y durmiendo el sueño de los justos.

Corts Valencianes tampoco recuerda a quién por más de un año fue su presidente y máxima autoridad valenciana, y la Generalitat Valenciana tampoco le recuerda.

Algunos tratan de borrar la huella imborrable que dejó en los corazones de miles de valencianos que ansian vuelva una figura a defender los intereses de la Comunitat Valenciana, del Regne de Valéncia. Hoy algunos políticos no llegan ni a la sombra de lo que él fue a pesar de que se autodenominen como defensores del Pueblo Valenciano, quizá por ello le sigan teniendo miedo, pavor, unos y otros.

Los catalanistas le siguen odiando y los que supuestamente se autodenominan como valencianistas no quieren ni oír hablar de él porque temen resucitar un sentimiento que ellos ni comprenden ni dominan, y prefieren seguir negando la historia y la realidad, y Vicente González Lizondo es historia, es nuestra realidad, es el gran valenciano y valencianista que todos echamos de menos, a pesar de que algunos se empeñen en borrar su huella.

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