Una medida pionera que busca responder al envejecimiento de la población activa y la escasez de mano de obra en sectores clave

El Gobierno de España ha anunciado que trabaja en una nueva figura dentro del sistema de pensiones: la jubilación reversible. El objetivo es permitir que personas ya jubiladas puedan volver a trabajar en determinadas condiciones, de manera legal, regulada y compatible con su pensión. La propuesta ha sido adelantada por el secretario de Estado de Seguridad Social y Pensiones, Borja Suárez Corujo, y se enmarca dentro del debate sobre la sostenibilidad del sistema y los cambios demográficos que afronta el país.

¿Qué es la jubilación reversible?

La jubilación reversible sería una nueva modalidad de retorno voluntario a la actividad laboral tras haberse jubilado, pensada para aprovechar la experiencia de los trabajadores retirados y cubrir vacantes en sectores estratégicos o tensionados por falta de personal.

A diferencia de la jubilación activa, ya existente, que permite compatibilizar parcialmente el cobro de la pensión con el trabajo, esta nueva fórmula ofrecería más flexibilidad y menor rigidez burocrática, orientada tanto a necesidades del mercado como a la voluntad individual del jubilado.

Aunque aún no se han especificado los detalles técnicos, el concepto apunta a que una persona jubilada pueda reincorporarse temporal o indefinidamente a la actividad laboral, manteniendo ciertos derechos adquiridos y cotizando nuevamente de forma simplificada.

Razones del cambio: envejecimiento, déficit de trabajadores y experiencia desaprovechada

La medida responde a una realidad demográfica evidente: España envejece rápidamente. Según el INE, en 2030 uno de cada cuatro españoles tendrá más de 65 años. Esta situación amenaza el equilibrio entre cotizantes y pensionistas, y fuerza al sistema a buscar soluciones imaginativas y sostenibles.

Además, numerosos sectores clave —como la sanidad, la educación, la industria o las tecnologías— sufren carencias estructurales de personal cualificado. A esto se suma el hecho de que muchas personas mayores de 65 años desean seguir activas, ya sea por motivación personal, razones económicas o por el deseo de contribuir a la sociedad.

El modelo de jubilación reversible permitiría responder a estas tres problemáticas al mismo tiempo: aliviar tensiones del sistema, reforzar sectores con escasez de trabajadores, y ofrecer una opción legal a quienes quieren continuar aportando.

¿Cómo podría aplicarse?

El Gobierno aún no ha publicado una propuesta legislativa concreta, pero fuentes cercanas al Ministerio de Inclusión y Seguridad Social apuntan a un esquema voluntario, que incluiría:

• Posibilidad de reincorporación a tiempo parcial o completo.
• Compatibilidad (total o parcial) con la pensión ya reconocida.
• Un marco contractual flexible adaptado a mayores de 65 años.
• Cotizaciones proporcionales con posible repercusión positiva en la pensión futura.
• Incentivos fiscales o de Seguridad Social tanto para el trabajador como para el empleador.

Este modelo se aplicaría únicamente a quienes ya están jubilados, y no supondría una obligación, sino una oportunidad abierta dentro del mercado laboral.

Opiniones divididas: ¿oportunidad o parche?

La propuesta ha generado reacciones diversas. Algunos expertos y organizaciones la ven como una buena herramienta para reforzar el sistema sin recortes, mientras que otros advierten de riesgos de precarización o presión social sobre los jubilados.

Desde los sindicatos mayoritarios, UGT y CCOO, se ha pedido al Gobierno que esta fórmula no suponga una puerta trasera a la extensión forzosa de la vida laboral, ni un mecanismo para abaratar costes laborales a costa de los derechos de los jóvenes. En cambio, desde CEOE y asociaciones empresariales se valora como un instrumento útil para aprovechar talento senior con conocimiento acumulado.

Una tendencia global

España no sería el primer país en introducir un sistema de jubilación reversible. En Alemania, Japón o Suecia ya existen fórmulas similares que permiten a los pensionistas volver al trabajo sin perder la pensión, especialmente en entornos rurales o sectores públicos.

En muchos de estos casos, el regreso al empleo ha tenido efectos positivos tanto para los propios trabajadores como para la economía general: mejora del bienestar, dinamización del consumo y transmisión de conocimiento entre generaciones.

Conclusión: ¿el inicio de una nueva etapa laboral para los jubilados?

La jubilación reversible abre un debate profundo sobre el modelo laboral y social de los próximos años. En una sociedad cada vez más longeva y con desafíos económicos estructurales, aprovechar el talento y la experiencia de quienes se han jubilado podría convertirse en una pieza clave del nuevo contrato social.

Sin embargo, para que esta medida funcione será imprescindible que se aplique con garantías, de forma voluntaria, con transparencia y sin convertir la jubilación en una carga o una obligación encubierta de seguir produciendo.