Colombia se enfrenta a un arbitraje internacional por el famoso galeón San José y su tesoro millonario, mientras intenta reescribir la historia del barco y su hundimiento. España, por su parte, insiste en que el barco, junto con sus monedas de oro, plata y diamantes, sigue siendo de su propiedad.
La historia del Galeón San José es como una película de piratas, pero sin Johnny Depp y con más abogados que bucaneros. Lo que comenzó como una aventura marítima en el Caribe ha terminado en una disputa legal internacional que haría temblar incluso al capitán Jack Sparrow. En un lado de la sala del tribunal están los españoles, con su bandera ondeando y gritando: “¡Es nuestro!”, y al otro lado, los colombianos, que no quieren quedarse atrás y afirman: “¡No, fue nuestra agua la que lo hundió!”
El tesoro más caro del Caribe: más oro, más problemas
Todo comenzó con un barco cargado con un tesoro de monedas de oro, plata y diamantes que se hundió frente a las costas de Cartagena de Indias en 1708. En su interior, se calcula que hay unos 20.000 millones de dólares en riquezas. Sí, has leído bien: veinte mil millones de dólares. Eso es más dinero del que podrías gastar en hamburguesas del “dólar menú” de McDonald’s, incluso si lo intentaras con el Cuarto de Libra sin E. coli.
El San José, un galeón español, fue hundido durante un enfrentamiento con corsarios ingleses (los malos de siempre en estas historias). Pero, como pasa con todo tesoro perdido, su hallazgo en 2015 reavivó viejas rencillas. Si bien los colombianos se llevaron el mérito de encontrar el pecio, los españoles rápidamente sacaron su constitución y un par de tratados internacionales para reclamarlo.
De batallas navales a batallas legales: El nuevo campo de batalla
Actualmente, Colombia está inmersa en un arbitraje internacional contra Sea Search Armada LLC (una empresa cazatesoros con más codicia que un loro de pirata), la cual busca su parte del botín. Pero como si eso no fuera suficiente, España también ha presentado su reclamo sobre el tesoro, argumentando que el San José es un “buque de Estado”, lo que significa, en términos legales, “lo que está hundido sigue siendo nuestro, aunque no lo podamos tocar”.
En este embrollo legal, Colombia ha contratado a una firma francesa, GBS Disputes, para defender sus intereses, porque ya sabemos que si los franceses son expertos en algo, es en hacer buenas revoluciones y ganar juicios históricos.
Pero el asunto no solo es sobre quién se lleva el oro y la plata. No, amigos míos. Esto es mucho más profundo. Colombia ha decidido aprovechar la situación para reescribir la historia. Y es aquí donde las cosas se ponen interesantes.
Colombia quiere reescribir la historia: ¡Bye bye, versión del norte global!
¿Recuerdas cómo te contaron la historia de los galeones españoles en el colegio? Pues resulta que, según Colombia, todo eso fue “historia contada por los ganadores”. En otras palabras, los españoles y el norte global (léase Europa y EE.UU.) han estado narrando esta aventura desde su propia perspectiva durante siglos, mientras que los colombianos solo miraban desde la banca, sin tocar pito ni flauta.
Ahora, con el galeón San José hundido como excusa, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) ha decidido darle un giro de tuerca a la trama. Según la directora del ICANH, Alhena Caicedo, esta es la oportunidad perfecta para contar la verdadera historia del galeón. Según la nueva investigación, el San José no fue hundido por una explosión durante el ataque inglés, como se ha dicho siempre. ¡No, señores! Ahora se sospecha que el barco pudo haber tenido un accidente debido a una “mala reparación”.
Sí, lo has leído bien: un parche mal puesto en plena tormenta tropical podría haber sido la verdadera causa del naufragio. Imagina lo que sería descubrir que uno de los mayores tesoros hundidos del mundo terminó en el fondo del mar por culpa de un tornillo mal apretado.
España: “El barco es nuestro y punto”
Por supuesto, España no se va a quedar callada. Para los españoles, el San José no es solo un barco hundido lleno de dinero, es un símbolo de su glorioso pasado imperial (glorioso para ellos, al menos). Así que, desde el primer momento, han dejado claro que el tesoro les pertenece, como quien marca territorio con una bandera, aunque esta vez bajo el mar.
El argumento español es simple: el San José era un buque de Estado, lo que significa que sigue siendo propiedad de España según el derecho internacional. Esto está respaldado por la Convención de la UNESCO sobre patrimonio subacuático, que establece que los barcos de guerra no pierden su propiedad aunque se hundan en aguas internacionales. Básicamente, si el barco llevaba su bandera al momento de hundirse, sigue siendo de ellos.
Además, España sostiene que los restos del San José deben considerarse una tumba submarina, ya que cientos de marineros perdieron la vida en el naufragio. Según este enfoque, el barco no debe ser explotado comercialmente, algo que suena muy noble, hasta que recuerdas los 20.000 millones de dólares en monedas y joyas que yacen bajo las aguas.
¿Y ahora qué?
El futuro del Galeón San José está más enredado que un ancla atascada en coral. Entre el arbitraje internacional, las disputas con cazatesoros, y la nueva versión de la historia que propone Colombia, parece que este tesoro seguirá enterrado en una maraña de papeles legales y discursos patrióticos por un buen tiempo.
Colombia, por su parte, está decidida a seguir adelante con sus investigaciones, utilizando el San José no solo como un hallazgo arqueológico, sino también como un trampolín para abrir nuevas áreas de estudio en el patrimonio sumergido. Y, claro, para ajustar algunas cuentas pendientes con la historia que, según ellos, ha sido contada desde un solo lado durante demasiado tiempo.
Reflexión final: ¿Es el Galeón San José el trofeo más caro de la historia?
La pregunta del millón, o mejor dicho, de los veinte mil millones: ¿Qué opinas de todo este embrollo? ¿Crees que Colombia tiene derecho a reescribir la historia y reclamar el tesoro por haberse hundido en sus aguas? ¿O debería España ser la legítima propietaria por ser su barco? Y lo más importante: si tú encontraras un tesoro como este, ¿lo devolverías o lo gastarías en McFlurries? ¡Dinos tu opinión, que aquí estamos todos en busca del tesoro!