La Generalitat destina 3.433.316 millones de euros para la construcción de dos pasos inferiores en la línea 3 de Metrovalencia entre Alboraya y Almàssera para “mejorar la comunicación ciclo-peatonal, eliminar las barreras a la movilidad y principalmente solucionar los problemas de seguridad por el cruce indebido de las vías del ferrocarril”.
En estos términos se ha pronunciado la directora general de Infraestructuras y Proyectos Urbanos, Mª José Martínez Ruzafa, quien ha añadido que, además de estos pasos inferiores, “se proyecta una nueva pasarela peatonal adosada al puente ferroviario y la construcción de tramos de sendas ciclo-peatonales para conectar con los caminos existentes”.
Las obras en la línea 3 de metrovalencia
Martínez Ruzafa asegura que “las obras avanzan según lo previsto y ya se han completado los trabajos iniciales, como la reposición de acequias y la protección de un colector”. Los trabajos se centran actualmente en la ejecución de las excavaciones. Para ello se han ejecutado pantallas de pilotes, que es una estructura que se emplea “para contener donde el terreno es muy blando, con poca cohesión, con peligro de desmoronamiento o que presenta un nivel freático alto”.
En esta línea, la directora general ha estimado que, “durante este otoño, se espera alcanzar los hitos más significativos de la obra, como es la instalación de la pasarela peatonal y la hinca de los marcos de los pasos inferiores”.
De hecho, esta primera semana de octubre se ha finalizado la hinca del paso inferior en el lado de Alboraya, y se trabaja en la ejecución de las estructuras, pasos inferiores y pasarela.
La hinca de un paso inferior mediante empuje es un método que permite construir la estructura cerca de su ubicación final y luego trasladarla a su lugar definitivo. Este proceso minimiza el impacto en las vías y, por lo tanto, en el tráfico ferroviario: así “no se interrumpe el tráfico de metrovalencia durante la construcción de estos pasos a distinto nivel”, ha explicado Martínez Ruzafa.
También es importante destacar que, durante todo el proceso de construcción, se monitorea constantemente la estabilidad de las vías y los soportes para asegurarse de que no haya desplazamientos o deformaciones. “La velocidad de los trenes se limita a 30 kilómetros por hora en la zona donde se realicen los trabajos. Además, hay una coordinación constante con los equipos y el puesto de mando de FGV”, ha concluido la directora general.