La localidad valenciana impulsa medidas ejemplares para combatir la prostitución, enfrentando críticas y apoyo por igual, mientras trabaja en la reconstrucción tras una devastadora tormenta.
Una lucha en dos frentes: Ribarroja contra la prostitución y la DANA
Ribarroja del Turia, un tranquilo municipio valenciano, ha acaparado titulares por su firme determinación de erradicar la prostitución. Al mismo tiempo, sigue en plena recuperación tras el paso de la DANA, una tormenta que dejó huellas profundas en su tejido social y económico. Ambas problemáticas han puesto a prueba la capacidad de gestión de sus autoridades y la resiliencia de su comunidad.
Con multas de hasta 3.000 euros para quienes demanden servicios sexuales cerca de espacios públicos sensibles y el cierre total de prostíbulos, Ribarroja se convierte en un referente de medidas drásticas en la lucha contra esta problemática social. Pero estas acciones, aunque necesarias para muchos, no han estado exentas de debate.




Las medidas más drásticas: el fin de la tolerancia
El plan del Ayuntamiento de Ribarroja no deja lugar a dudas sobre su objetivo: acabar con la prostitución en todas sus formas. Entre las principales disposiciones, destacan:
- Multas económicas: Las sanciones de hasta 3.000 euros buscan desalentar la demanda y generar un cambio cultural.
- Cierre de locales: Desde 2015, el municipio ha cerrado tres prostíbulos, eliminando espacios vinculados a la explotación sexual.
- Restricción de zonas: Prohibición explícita de cualquier actividad vinculada a la prostitución en un radio de 200 metros de colegios, parques y otras áreas públicas sensibles.
- Colaboración con ONGs: Se han intensificado los esfuerzos en programas educativos y de reinserción para mujeres víctimas de trata.
La reacción del municipio: opiniones encontradas
Las medidas adoptadas han dividido a los vecinos de Ribarroja, generando un intenso debate sobre su efectividad y repercusión.
“Es una cuestión de dignidad humana,” comenta Luis Martínez, un jubilado de la zona. “Las mujeres que ejercen la prostitución lo hacen porque no tienen otra opción. Esto ayudará a visibilizar el problema.”
Sin embargo, otros cuestionan si estas políticas abordan el problema de raíz. “No creo que las multas sean la solución,” afirma Carmen Ríos, madre de dos niños pequeños. “El problema no se elimina, solo se traslada a otras zonas.”
Ribarroja tras la DANA: reconstrucción en marcha
Mientras tanto, la localidad sigue recuperándose del impacto de la DANA, que causó inundaciones en viviendas, destrozos en infraestructuras y pérdidas económicas significativas.
El consistorio ha destinado una parte considerable de su presupuesto a la reconstrucción de calles y redes de alcantarillado, además de ofrecer ayudas directas a las familias afectadas. Sin embargo, la simultaneidad de ambos desafíos ha generado críticas entre quienes consideran que la recuperación tras la tormenta debería ser la prioridad absoluta.
“Es necesario atender todas las problemáticas, pero no se puede descuidar la reconstrucción. Muchas familias aún están esperando ayuda,” señala un vecino afectado por la DANA.
Un debate moral y práctico
Más allá de las medidas concretas, Ribarroja ha abierto un debate sobre cómo los municipios deben abordar la prostitución, un problema profundamente arraigado y complejo. ¿Son suficientes las sanciones económicas y los cierres de locales? ¿Cómo se puede garantizar que las mujeres afectadas encuentren alternativas viables y seguras?
Organizaciones como Médicos del Mundo insisten en la necesidad de un enfoque integral que combine sanciones con medidas de apoyo social: “No basta con penalizar a los clientes. Es crucial ofrecer alternativas laborales y emocionales a las mujeres que son víctimas de la explotación.”