Una empresa se ofrece en redes sociales para hacer turismo bailando “a lo loco” música disco por las calles del centro de Valencia y Madrid, y lo promociona mostrando distintas coreografías realizadas con un grupo en Valencia.
Asegura esta empresa que ya presta sus servicios por las calles de Madrid y Valencia
“Una experiencia por el centro de la ciudad donde irás con auriculares sincronizados escuchando la misma música que todos los participantes y la voz del instructor. Un disco tour silencioso donde sólo los que participan escuchan la música,con retos musicales”
Se vende como un planazo para despedidas de solteros, cumpleaños, y otro tipo de eventos sociales.
La primera pregunta es si el guía es un guía turístico reconocido y por tanto preparado, con carnet de guía turístico de la Generalitat Valenciana para un turismo de calidad para los turistas, y la segunda es si estos eventos en la vía pública necesitan una autorización especial, ya que ejercen la actividad ocupando la vía pública.
Los grupos ocuparán la vía pública y muchos ya piensan que es una nueva forma de fomentar un turismo de baja calidad incluso pudiendo ser molesto para el resto de ciudadanos que transita por las calles.
¿Hacia qué modelo turístico va Valencia?
Un modelo de experiencias basado en la gastronomía, en la cultura, en el saber, o un turismo de fiesta y borrachera continuado. Son dos modelos completamente distintos y diferenciados, el primero se basa en modelos turísticos como el que fomenta el Camino del Santo Grial y el segundo en fiestas y pasarlo bien, aunque en este caso se disfrace de cultura.
Hace tiempo que se ha abierto el melón del modelo turístico en Valencia pero se sigue sin establecer una reflexión basada en los datos y el estudio científico. Un debate abierto con vecinos, touroperadores, hostelería e instituciones públicas y privadas. Hasta ahora siempre se han hecho estudios sesgados de parte sin contar con todas las partes implicadas.
Una reflexión que se debe abrir y valorar y reflexionar sosegadamente sobre los modelos turísticos y sus consecuencias hacia todas las partes. Ya hemos visto cómo los vecinos han sido expulsado de amplias zonas de Ciutat Vella y cómo los negocios tradicionales han ido desapareciendo paulatinamente apareciendo cadenas de negocios impersonales o negocios de alquiler de bicicletas y otros cachibaches que ocupan nuestras calles.
¿Nos queremos convertir Valencia en Magaluf o en una capital cultural y gastronómica? De momento el debate no ha trascendido a las instituciones y el reloj sigue corriendo…