Tras la catástrofe climática que arrasó Valencia, resurge la crítica sobre la eliminación de la UVE, creada por el gobierno anterior y eliminada por el actual Ejecutivo de Carlos Mazón antes de que llegara a ser operativa.
Valencia – Tras la devastadora DANA que ha dejado centenares de muertos y graves daños en numerosas localidades de la Comunidad Valenciana, la polémica política no ha tardado en resurgir. La eliminación de la Unidad Valenciana de Emergencias (UVE), un organismo creado en 2023 bajo el mandato de Ximo Puig, ha sido objeto de duras críticas en redes sociales y en declaraciones de figuras como el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien lamenta lo que considera una “falta de previsión” en la gestión de emergencias. Sin embargo, el gobierno de Carlos Mazón defiende la supresión de una entidad que, según ellos, “nunca fue operativa ni necesaria”.
En el contexto de esta tragedia, que pone a prueba la infraestructura de respuesta ante desastres en la Comunidad Valenciana, surgen preguntas sobre si la UVE habría hecho alguna diferencia de haber sido activada. ¿Se trató realmente de un organismo crucial en la preparación de emergencias, o fue, como aseguran sus críticos, una estructura innecesaria y costosa que nunca llegó a funcionar?
¿Qué era la UVE y por qué se creó?
La Unidad Valenciana de Emergencias fue creada en febrero de 2023 por el anterior gobierno de coalición del PSOE, Compromís y Podemos, con el objetivo de reforzar la capacidad de respuesta autonómica ante catástrofes naturales como incendios forestales, inundaciones y otras emergencias graves. Bajo la supervisión de la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias (AVSRE), la UVE estaba llamada a operar en cooperación con otros cuerpos de emergencia, ofreciendo recursos especializados y centralizando la respuesta ante grandes emergencias.
No obstante, la unidad no llegó a tener los recursos necesarios ni a operar de manera efectiva antes de su eliminación. La primera dotación de medios estaba prevista para febrero de 2024, justo un año después de su fundación, con la intención de realizar una adecuación de las infraestructuras ya existentes y prepararse para operar de forma activa. En ese sentido, cuando el nuevo gobierno de PP y Vox tomó posesión en 2023, consideraron que la UVE era un proyecto “duplicado” e innecesario, y optaron por eliminarla antes de que llegara a materializarse.
La controversia: críticas y defensa del gobierno de Mazón
La decisión de Carlos Mazón de suprimir la UVE ha sido defendida por el Ejecutivo autonómico, argumentando que el organismo no aportaba valor añadido a los servicios de emergencia ya existentes. Según fuentes de la Generalitat, la UVE era “un organismo ficticio” que no contaba con medios materiales adicionales ni efectivos propios, lo que en su opinión solo habría contribuido a “incrementar la burocracia y el gasto sin mejorar la respuesta operativa”.
Elisa Núñez, consellera de Justicia e Interior, señaló que el decreto de creación de la UVE era “innecesario” y que se trataba de una unidad que añadía “más complejidad a la gestión de las emergencias en la Comunidad Valenciana”. Para justificar su eliminación, el gobierno de Mazón ha destacado que, en lugar de crear una nueva unidad, han optado por fortalecer y modernizar los recursos de los bomberos forestales y otros cuerpos de emergencia ya existentes, reforzando la colaboración con los consorcios provinciales y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
¿Un organismo “fantasma” o una oportunidad perdida?
Las críticas a la UVE no son nuevas. Desde su creación, sindicatos de bomberos y diversos actores del ámbito de emergencias señalaron que la unidad representaba una duplicación de funciones. Argumentaron que las labores asignadas a la UVE ya estaban cubiertas por los bomberos provinciales y municipales, y que su existencia generaría una mayor descoordinación entre los distintos cuerpos.
Algunos representantes de los bomberos llegaron a calificar la UVE como “una entidad sin criterio técnico”, creada para satisfacer intereses políticos sin una base operativa clara. Alegaron, además, que el gobierno anterior no había consensuado la creación de la unidad con los consorcios de bomberos ni con los ayuntamientos, y que esta estructura incrementaría la carga presupuestaria sin ofrecer resultados tangibles en el terreno.
Sin embargo, voces como la del propio Rufián y otros defensores de la UVE sostienen que esta iniciativa representaba un esfuerzo por centralizar y organizar de manera más eficiente la respuesta ante emergencias. Afirman que una estructura de coordinación adicional habría permitido una intervención más rápida y estructurada en momentos de crisis como el que se ha vivido con la reciente DANA.
La visión de Ximo Puig y el respaldo a la UVE
Desde el equipo del anterior presidente, Ximo Puig, se defendía la UVE como un paso necesario para modernizar y adaptar la respuesta a los desastres naturales en un contexto de cambio climático. La UVE tenía como misión no solo intervenir en emergencias forestales y meteorológicas, sino también contar con un marco organizativo para actuar en situaciones complejas de emergencia social y en catástrofes en el extranjero si era necesario.
Gabriela Bravo, exconsellera de Justicia y promotora de la UVE, argumentó que esta unidad buscaba mejorar las capacidades logísticas, analíticas y de apoyo tecnológico en situaciones de alta demanda de especialización. También enfatizó que no se trataba de una duplicidad, sino de una estructura integrada que actuaría de manera complementaria al resto de cuerpos, asegurando la coordinación en emergencias sin afectar las competencias de los consorcios provinciales ni los ayuntamientos.
La DANA y el debate sobre la respuesta ante emergencias
La reciente DANA, que azotó especialmente las comarcas de Utiel-Requena, la Ribera y l’Horta Sud, ha puesto de nuevo sobre la mesa el debate en torno a la estructura de emergencias en la Comunidad Valenciana. Muchos se preguntan si contar con una unidad especializada como la UVE habría podido marcar una diferencia en la respuesta a esta catástrofe, o si, como sostienen sus detractores, la unidad solo habría generado más complejidades administrativas.
La falta de preparación y la insuficiencia de recursos ante un fenómeno meteorológico de esta envergadura son evidentes. Las inundaciones han desbordado la capacidad de respuesta local, y aunque los servicios de bomberos y otros cuerpos han trabajado incansablemente, la magnitud de la tragedia ha dejado al descubierto las limitaciones del actual sistema de emergencias.
Reflexiones finales: ¿se justifica la eliminación de la UVE?
La controversia sobre la UVE es reflejo de un problema mayor: la creciente necesidad de adaptar los sistemas de emergencia a los nuevos desafíos que plantea el cambio climático. En regiones como Valencia, donde los fenómenos extremos son cada vez más comunes, la gestión de emergencias se enfrenta a retos de gran envergadura, y la falta de consenso sobre cómo abordarlos revela una falta de dirección clara en la política de emergencias.
¿Debería priorizarse una estructura de emergencia centralizada como la UVE o se debería apostar por fortalecer los recursos ya existentes? El debate sigue abierto y con opiniones enfrentadas, pero una cosa es cierta: el impacto de fenómenos como la reciente DANA exige una reflexión profunda sobre el modelo de gestión de emergencias en la Comunidad Valenciana y la necesidad de garantizar una respuesta adecuada y eficaz ante futuros desastres.
Ante la incertidumbre climática y los efectos devastadores de eventos extremos, ¿es suficiente el modelo actual de emergencias en Valencia para proteger a su ciudadanía?