Los vecinos de la conocida discoteca de la Roqueta siguen desesperados. Un problema que arrastran años y que no tiene viso de solución a corto o medio plazo. Los vecinos constituyeron una plataforma de afectados y fueron muy críticos con el gobierno anterior, pero las promesas del nuevo gobierno municipal hicieron deponer las medidas de presión esperando soluciones.
“Hoy la sonrisa de la llegada del nuevo gobierno municipal se ha tornado en decepción absoluta con Catalá y Juanma Badenas”
Parece que nada ha cambiado visto lo visto. Parece que las buenas palabras se las llevó el viento, y fue sólo un sueño de verano. La realidad es que los problemas vuelven con fuerza ahora que los jóvenes están en época de clases y han vuelto de sus lugares de descanso estival.
Así, los vecinos denuncian de nuevo peleas, gritos, botellón improvisado en parques y ríos de orines en los patios cercanos a la discoteca.
Los vecinos urgen una solución de un problema que se ha visto se produce cada fin de semana y están convencidos de que la solución es el traslado de la discoteca a una zona no residencial.
La crónica de una noche
Los problemas empiezan antes incluso de abrir la discoteca, donde los jóvenes se juntan para realizar botellón, un capó de un coche, un banco, un portal de edificio, casi cualquier sitio es bueno para empezar la fiesta con alcohol y con música, altavoces portátiles, un coche con la música, cualquier aparato es bueno, y ahí comienza la noche de pasión de los vecinos.
Los jóvenes muchas veces se concentran en la Calle San Vicente sin control y los vehículos han de pasar sorteando las pandillas que bailan con los vehículos a pesar del peligro de atropello. Los vehículos, taxis, EMT, vehículos privados, hacer sonar el cláxon para apartar a los jóvenes, esto aumenta el ruido más si cabe.
Durante la noche, los jóvenes salen a fumar, y de paso van al coche a por una copita rápida, no piensan en que los vecinos están durmiendo. Incluso aprovechan para orinar y hasta alguno miccionar en plena vía pública amparados por la noche. Algunos entre los coches y otros en la acera o en los patios de los edificios.
Cuando empieza la madrugada y pronto amanece los clientes de la discoteca continuan su fiesta al salir, ya van alcoholizados, y cuando no son gritos, es seguir la fiesta. Algunos incluso la emprenden contra el mobiliario urbano o incluso se pelean.
Cuando amanece los vecinos pueden descansar por fin, tras una noche de sobresaltos que no les ha dejado conciliar el sueño más de un par de horas seguidas, y el derecho al descanso, necesario para la salud, una vez más atropellado vulnerado por algunos que piensan que como ellos están de fiesta, todos deben estarlo.
Y las autoridades siguen sin hacer absolutamente nada, más allá de la presencia policial algún fin de semana, que se ha demostrado eficaz. Pero los problemas prosiguen y la paciencia de los vecinos de La Roqueta se ha acabado de nuevo.