La ministra de Trabajo quiere ampliar los permisos laborales por fallecimiento, cuidados al final de la vida y acompañamiento en la eutanasia, en un decreto que todavía debe pasar por la negociación social.

Cuando la vida duele, el trabajo también debería parar

Hay momentos en los que la productividad, la eficiencia y los objetivos trimestrales pierden todo el sentido. Momentos en los que el Excel no importa, el correo puede esperar y lo único urgente es estar presente, llorar, acompañar o despedirse.

En esa dirección apunta la última propuesta legislativa del Ministerio de Trabajo que dirige Yolanda Díaz, que plantea ampliar los permisos laborales por causas profundamente humanas: fallecimiento de familiares cercanos, cuidados paliativos y acompañamiento en procesos de eutanasia.

Sí, suena raro hablar de permisos para “morir mejor” o “despedirse dignamente”. Pero más raro es que, hasta ahora, el duelo y los cuidados terminales se gestionen con prisas, estrés laboral y dos días escasos de permiso que se evaporan entre papeles, entierros y lágrimas secas.

El decreto: los puntos clave

El texto todavía es un borrador sujeto a negociación en el diálogo social —es decir, con sindicatos y patronal—, pero estos son los puntos más relevantes del plan que Díaz quiere llevar adelante:

🔴 1. Permiso por fallecimiento de familiares directos

• Hasta 10 días de permiso retribuido por la muerte del:
  • Cónyuge
  • Pareja de hecho
  • Hijos
  • Hermanos
  • Abuelos
  • Nietos

👉 Un avance importante si se compara con los actuales 2 días (o 4 si hay desplazamiento), completamente insuficientes para gestionar ni siquiera el papeleo básico, y mucho menos el duelo.

🟠 2. Dos días para familiares políticos y “segundas líneas”

• Fallecimiento de:
  • Cuñados
  • Abuelos del cónyuge o pareja

Sí, los que siempre están en las cenas familiares, pero que hasta ahora no contaban para pedir permiso.

🟡 3. Hasta 15 días para cuidados paliativos

• Se reconoce el derecho a ausentarse del trabajo hasta 15 días para atender a un familiar en cuidados paliativos.
• Aplica a los mismos vínculos: cónyuge, pareja, hijos, abuelos, nietos…

Una medida que blinda el acompañamiento en la recta final de la vida, algo que muchas familias hacen a escondidas, recortando días, pidiendo vacaciones o directamente dejando de trabajar sin cobertura legal.

🟢 4. Un día para acompañar en la eutanasia

• Se crea un nuevo tipo de permiso: 1 día de permiso retribuido para acompañar a una persona que haya solicitado la eutanasia.
• No se exige parentesco, solo voluntad de acompañar.

Esto último es revolucionario: por primera vez se reconoce el vínculo afectivo por encima del legal o sanguíneo. Porque a veces, el que está al lado en el último suspiro no es familia, pero sí es hogar.

Una propuesta en clave humana… y política

Yolanda Díaz ha explicado que esta propuesta es mejorable, que espera aportaciones durante el proceso de diálogo, y que confía en que los empresarios entiendan que el duelo no se resuelve con dos días y una baja improvisada.

“Yo sé que los empresarios normalmente permiten muchísimo más que los dos días de permiso legal”, ha dicho.
“Humanamente, un trabajador no está en condiciones de prestar bien su trabajo en estos casos.”

Una verdad como una lápida: quien ha pasado por una pérdida sabe que volver a trabajar a las 48 horas no es heroicidad, es supervivencia emocional precaria.

¿Cuánto tiempo necesitas para enterrar a alguien?

La normativa actual (sí, esa que viene del siglo pasado) establece:

• 2 días de permiso por fallecimiento de familiar de hasta segundo grado.
• 4 días si hay desplazamiento.

¿Y ya? Sí, ya. Como si la tristeza tuviera un botón de apagar.

Pero la realidad es otra. En esos dos días hay que:

• Confirmar el fallecimiento.
• Organizar el entierro o incineración.
• Lidiar con funerarias, notarios, certificados, seguros.
• Y luego, solo si queda tiempo, sentarse a llorar.

El contexto salarial y la dignidad

Junto a esta propuesta de permisos, Yolanda Díaz también ha aprovechado el foro World in Progress para recordar otra realidad incómoda:

“Con el salario mediano en España, de 1.668 euros al mes, no se puede vivir con dignidad en ninguna ciudad del país.”

Y añadió:

“Los salarios en España tienen un diferencial negativo del 25% respecto al resto de la UE.”

Todo esto en una misma semana: hablar de morir con dignidad, cuidar con tiempo y vivir con un salario que no te condene a la ansiedad perpetua. Una agenda social que suena bien… pero que tiene delante la maquinaria de una economía que muchas veces solo mide lo que produce, no lo que importa.

¿Qué opinan los empresarios?

Aún no han hablado oficialmente —y si lo han hecho, ha sido por lo bajini—, pero es previsible que la patronal vea con reservas esta propuesta, como todas las que implican ausencias retribuidas y ampliación de derechos sin coste fiscal directo.

La línea argumental suele ser la misma:

• “Se valora la sensibilidad del tema, pero hay que estudiar la sostenibilidad económica.”
• “Las pymes no pueden absorber tanto permiso sin impacto en su operatividad.”
• “Esto debería negociarse empresa a empresa, no por decreto.”

Y, como siempre, el resultado dependerá de lo que se esté dispuesto a ceder en otras mesas de negociación, como la subida del SMI o las futuras reformas laborales.

Conclusión: cuando cuidar, acompañar o despedirse deja de ser un lujo

La propuesta de Yolanda Díaz no es una excentricidad legislativa, ni un gesto simbólico vacío. Es un intento de adaptar el mundo del trabajo a una realidad que nos atraviesa a todos: la muerte, el final, la pérdida.

Porque hay muchas formas de dignidad, y una de ellas es no tener que elegir entre cuidar a tu padre moribundo y conservar tu empleo.

Y sí, puede parecer poco. Pero un día más en el hospital, un permiso para acompañar, un derecho para llorar sin mirar el reloj… puede cambiarlo todo.

¿Estamos preparados, como sociedad, para aceptar que el tiempo para despedirse es tan necesario como el tiempo para producir?