Una investigación independiente y publicada por Greenpeace pone en jaque a Ecoembes y su gestión de los residuos plásticos, mostrando que la mayoría de las botellas depositadas en contenedores amarillos no llegan a reciclarse como aseguran.
El mundo del reciclaje en España está bajo la lupa. Y no, no hablamos solo de ese contenedor amarillo que ves en la esquina de tu calle, ni del “click” satisfactorio de tirar tu botella de plástico con la esperanza de hacer algo bueno por el planeta. Hablamos de un sistema que, aunque parece eficiente en la superficie, podría estar engañando a millones de ciudadanos que creen estar contribuyendo al reciclaje. En un reciente experimento llevado a cabo por Greenpeace, varias botellas fueron equipadas con rastreadores GPS para seguir su trayecto tras ser depositadas en contenedores. Lo que revelaron estas botellas es nada menos que alarmante: en lugar de ser recicladas, muchas terminan en vertederos e incineradoras.
El reciclaje en entredicho: ¿Ecoembes, una ilusión verde?
Ecoembes ha sido, desde hace más de 20 años, la entidad encargada de gestionar el reciclaje de envases en España. Pero, ¿realmente cumple con su misión? Sus cifras son siempre optimistas, y aseguran que el 71,1% de las botellas de plástico de un solo uso que se comercializaron en 2021 fueron recicladas. Sin embargo, un estudio independiente realizado por la consultora Eunomia, especializada en la economía circular, asegura que ese porcentaje en realidad apenas alcanza el 36%. Esta discrepancia podría tener implicaciones enormes, sobre todo en lo que respecta a la normativa europea, que exige objetivos más ambiciosos de recuperación de envases.
El experimento de las botellas rastreadas: cuando el reciclaje no es lo que parece
Greenpeace decidió ir un paso más allá de los informes y gráficos coloridos que Ecoembes suele mostrar. ¿La solución? Equipar botellas de plástico con dispositivos de rastreo para seguir su recorrido una vez que fueron depositadas en contenedores amarillos de eventos y espacios públicos en Madrid, como el aeropuerto de Barajas y la estación de tren de Atocha. Los resultados fueron inquietantes.
Una de las botellas rastreadas, que fue cuidadosamente depositada en un contenedor amarillo de la estación de Atocha, terminó en el vertedero de Valdemingómez, uno de los mayores en Madrid. Otras botellas fueron a parar a incineradoras o empresas de gestión de residuos bajo sospecha. ¿Y el reciclaje? Bien, gracias. Esos residuos nunca tuvieron una segunda vida.
Valdemingómez: el agujero negro del reciclaje
Uno de los puntos más alarmantes del experimento fue la cantidad de residuos que terminaron en el vertedero de Valdemingómez, un lugar que ya ha sido muy criticado por su gestión de los residuos. A pesar de las promesas de reciclaje, muchas de las botellas depositadas en contenedores amarillos acaban en este vertedero, un lugar donde los plásticos no se reciclan. Valdemingómez no es solo un vertedero; es un símbolo del fracaso de un sistema que prometía más de lo que podía cumplir.
El Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR): una solución en el horizonte
Ante el evidente fracaso del sistema actual, el Gobierno español podría verse obligado a implementar un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR), similar al que ya existe en otros países europeos. Este sistema permitiría a los ciudadanos devolver sus envases de plástico a cambio de un pequeño reembolso, asegurando así una mayor tasa de recuperación. Países como Alemania ya han adoptado este modelo con éxito, logrando tasas de reciclaje superiores al 90%.
El Gobierno tiene hasta el 31 de octubre de 2024 para decidir si adopta o no el SDDR en España. La pregunta es: ¿podrá Ecoembes seguir defendiendo su monopolio, o es hora de que el sistema cambie para siempre?
Conclusión: un cambio necesario
El experimento de las botellas rastreadas ha puesto de manifiesto lo que muchos ya temían: el sistema de reciclaje de envases en España, tal y como está gestionado por Ecoembes, no funciona. Con los datos reales en la mano, es evidente que la mayoría de los envases no están siendo reciclados como se nos ha hecho creer. La implementación del SDDR podría ser la solución que necesitamos, pero, ¿está el Gobierno dispuesto a enfrentarse a Ecoembes y reformar el sistema?
¿Qué opinas tú? ¿Deberíamos seguir confiando en el sistema actual o es hora de cambiar?