La casca valenciana es un dulce típico de la Comunidad Valenciana que ha acompañado las celebraciones del Día de Reyes durante siglos. Elaborada principalmente con mazapán y rellena de boniato confitado, yema de huevo o cabello de ángel, este postre forma parte de una de las tradiciones más arraigadas en tierras valencianas, especialmente en comarcas como la Safor y la Ribera Baja.
Orígenes Históricos de la Casca Valenciana
Las primeras referencias a la casca se remontan al siglo XV, aunque su popularidad se consolidó a principios del siglo XX con la festividad de los Reyes Magos. Este dulce se convirtió en el regalo típico que los padrinos ofrecían a sus ahijados, acompañado de una caja decorativa. Estas cajas, elaboradas con detalle, tenían un valor sentimental y se reutilizaban cada año, transmitiéndose de generación en generación como parte de la tradición familiar.
La forma característica de la casca, en forma de serpiente o anguila, está vinculada a la cultura valenciana, representando elementos propios de la región. Esto convierte a la casca en un símbolo cultural además de un postre.
Tradición y Simbolismo
Antiguamente, los regalos que los niños valencianos recibían por el Día de Reyes no eran juguetes, sino dulces, frutos secos y cocas. Entre todos, la casca era el dulce más esperado. Este regalo tradicional también formaba parte de las canciones populares de la época, que los niños cantaban mientras dejaban comida para los caballos de los Reyes. Por ejemplo:
“Señor Rey, estoy aquí,
las pastitas para mí,
la paja ‘pa’l’ su rocín,
tirorí, tirorí, tirorí.”
En algunas localidades, cuando el Rey entraba a la casa para dejar los regalos, los niños recitaban un pequeño verso preparado para la ocasión:
“Señor Rey,
yo estoy aquí.
Cascas y avellanas,
todo para mí.
Y usted váyase
por su camino.”
Tras el verso, el Rey dejaba los regalos y continuaba su recorrido.
Un Dulce que Perdura
En la actualidad, aunque la tradición de la casca valenciana ha sido en parte reemplazada por el roscón de Reyes (de origen francés), sigue siendo muy apreciada en muchas localidades valencianas. Pastelerías de ciudades como Gandía o Sueca continúan elaborando cascas tradicionales, y en algunos lugares como Sueca, la casca supera en ventas al roscón durante las festividades.
La casca, además de ser un dulce, refuerza la conexión con las raíces culturales de la región, manteniendo viva una tradición que mezcla historia, sabor y simbolismo.
Un Dulce con Historia y Futuro
La casca valenciana es mucho más que un postre. Es un recordatorio de cómo la tradición puede unir generaciones y preservar la riqueza cultural de una región. Aunque el tiempo traiga nuevas costumbres, la casca sigue siendo un elemento indispensable en la celebración del Día de Reyes, manteniendo su lugar como un tesoro gastronómico y cultural valenciano.