El músico y productor teatral desvela en el programa Horizonte los entresijos de un caso judicial que, según sus palabras, ha sido fabricado para desprestigiar su nombre y su carrera. Cano apunta a una “trama política” detrás de las acusaciones de tráfico irregular de trabajadores y promete luchar hasta que los responsables rindan cuentas.
Un caso que sacudió los titulares
Nacho Cano, uno de los nombres más reconocidos de la escena musical y teatral española, está inmerso en un complejo proceso judicial que ha marcado su carrera reciente. Todo comenzó cuando una integrante de su equipo de trabajo para el musical Malinche lo denunció por presuntas irregularidades en la contratación de personal.
La denuncia, presentada ante la policía en enero de 2024, señalaba que Cano había empleado a un grupo de jóvenes mexicanos en condiciones irregulares, afirmando que estaban trabajando como turistas sin los visados necesarios. “Esta persona estuvo solo dos semanas en el equipo. Desde el principio, generó problemas y grabó videos sin consentimiento. Decidimos apartarla porque su presencia era insostenible,” explica Cano.
Tras meses de silencio, en julio de 2024, la situación escaló cuando el músico fue detenido en Madrid. Según Cano, la policía lo trató de manera injusta, con un despliegue innecesario que incluyó 12 agentes y un operativo que calificó de “desmesurado”.
“Me llevaron a la comisaría de Leganitos como si fuera un criminal. Cuando salí, ya había titulares en los principales medios anunciando mi detención por tráfico irregular de trabajadores. Fue una ejecución mediática y personal. Esto no solo afectó mi nombre, sino que puso en peligro todo el proyecto de Malinche,” relata.
Una detención rodeada de anomalías
El relato de Nacho Cano y su equipo legal detalla múltiples irregularidades en el procedimiento:
- Asignación del caso: Según Cano, el atestado policial fue llevado en papel al juzgado, en lugar de ser procesado digitalmente, como exige la normativa desde 2022. Esto permitió que el caso se asignara al Juzgado 19, el mismo que había llevado otras causas mediáticas relacionadas con Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y amiga cercana de Cano.
- Velocidad del proceso: Cano denuncia que el expediente fue registrado y asignado en un tiempo inusualmente corto. “En apenas nueve minutos, ya estaba todo tramitado. Esto no tiene precedentes en el sistema judicial español,” subraya.
- Conclusiones de la inspección laboral: Una revisión posterior por parte de la Inspección de Trabajo determinó que no existían irregularidades en la situación de los jóvenes mexicanos, quienes estaban en España como becarios para recibir formación en el musical.
Una conexión política
El artista apunta a motivos políticos detrás del caso, relacionándolo con su amistad y apoyo público a Isabel Díaz Ayuso. “Soy amigo de Ayuso, la he apoyado porque creo en lo que está haciendo por Madrid. Pero esto me ha puesto en el punto de mira de quienes quieren destruirla. Este caso es una cortina de humo,” afirma.
Cano también señala coincidencias con otros casos mediáticos:
“Todo esto ocurre cuando se imputaba a personas cercanas al presidente del Gobierno. Esto no es una casualidad. Es un intento de desviar la atención y silenciar a quienes no les siguen el juego.”
El músico no duda en calificar el caso como parte de una estrategia de persecución más amplia. “En los años 80, podías expresar tus ideas políticas sin miedo. Ahora, si no sigues el discurso oficial, te atacan. Estamos viviendo una auténtica stasi en pleno siglo XXI,” asegura con vehemencia.
Una lucha personal y profesional
A pesar de la gravedad de las acusaciones, Cano mantiene su compromiso con el musical Malinche, que actualmente se encuentra en su tercera temporada y prepara su estreno en México.
“No me voy a rendir. No he hecho nada malo. Todo está en regla, pero no voy a permitir que pisoteen mi nombre y mi carrera. Llevo décadas trabajando en este país, sin vivir de subvenciones, generando empleo y aportando a la cultura,” subraya.
Cano cuenta con el respaldo de su equipo legal, que ha presentado pruebas de que los trámites de los becarios se realizaron conforme a la normativa. “Lo que están haciendo es fabricar una historia para destruirme. Pero voy a luchar hasta que los responsables paguen por lo que han hecho,” concluye.
Una batalla con implicaciones más amplias
Más allá de lo personal, Cano plantea preguntas sobre el sistema judicial y el uso de las instituciones para fines políticos.
“Si pueden hacer esto conmigo, lo pueden hacer con cualquiera. Esto no es solo mi caso. Es una advertencia de lo que está sucediendo en este país. Las instituciones deben ser independientes y actuar con justicia, no al servicio de intereses partidistas,” señala.
El caso Nacho Cano no solo es un reflejo de las tensiones en el ámbito político y cultural, sino también un recordatorio de la importancia de preservar la imparcialidad en el sistema judicial.