Réquiem por la alquería de Ca Serra de la partida de Calvet de Alboraya
El viernes por la mañana, las asociaciones de Círculo por la Defensa del Patrimonio y l’Associació Cultural L’Horta de Valéncia se acercaron a ver el estado en el que se encontraba la alquería de Ca Serra, situada en el número 8 de la partida de Calvet de Alboraya, tras el incendio sufrido el pasado lunes, 1 de julio.
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Una alquería que, curiosamente, aparece sin nombre en los medios de comunicación que publicaron esta misma semana que el edificio había sido devastado por la caída de rayo y el posterior incendio que la ha dejado muy dañada y que ahora sirve como excusa para que el Ayuntamiento de Alboraya, a instancias de los propietarios, la derriben.
Un edificio que ha estado okupado durante años, al igual que lo está otro que hay justo al lado, y que ha permanecido abandonado mucho tiempo, sin un mantenimiento regular, alimentando su ruina y con unas administraciones públicas que no han hecho correctamente su trabajo, incumpliendo con su función in vigilando.
El modus operandi para permitir la desaparición de nuestro patrimonio cultural
El paso número uno para permitir y facilitar, por acción u omisión, la desaparición y destrucción de nuestro patrimonio cultural empieza con no dotarla de ningún grado de protección y no incluirla en el catálogo de bienes y espacios protegidos del municipio, o directamente, no tenerlo redactado y aprobado 25 años después del plazo marcado en la LPCV 4/1998, que daba un año para hacerlo. Quedan todavía muchos municipios en la Comunitat Valenciana que siguen sin catálogo, rigiéndose por un Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de finales de los años 80, principios de los 90, totalmente desactualizado y desfasado.
El paso número dos consiste en permitir el abandono y la degradación del bien, sin requerir al propietario que cumpla con sus obligaciones legales, recogidas en la LOTUP, artículo 189. Deber de conservación y rehabilitación e inspección periódica de edificaciones. Las administraciones públicas valencianas consienten y permiten que el legítimo propietario de los bienes patrimoniales los mantengan en este estado durante lustros o décadas.
El paso número tres, fundamental para aumentar los daños y el deterioro, se basa en dejar abiertas las ventanas, los balcones y los huecos en cubiertas para que entre el agua de lluvia, a veces torrencial, y vaya filtrando solados hasta las vigas de madera, para pudrir el vigamen hasta asegurar el derrumbe. De esta manera los daños serán ya irreversibles y se producirán los primeros hundimientos y desplomes a nivel interno. El objetivo es poner en riesgo la estructura del inmueble. Una táctica propia del manual del especulador.
Y el paso número 4, que es definitivo, consiste en esperar a que un incendio, provocado o fortuito, reduzca el bien a cenizas y escombros. De esta manera, se puede declarar el estado de ruina, permitiéndose ya su derribo completo debido al estado “insalvable” del bien.
La responsabilidad de las administraciones públicas valencianas
Esta forma de proceder, que puede parecer accidental o casual, es el modus operandi habitual en el patrimonio rural valenciano. Sigue un patrón muy claro y definido y el principal responsable, además del propietario del bien, lo son las administraciones públicas valencianas que siguen sin cumplir con las funciones asignadas y lo que es más grave, sin hacerlas cumplir a través de los requerimientos a los propietarios, las inspecciones, las multas coercitivas y, sobretodo, la ejecución subsidiaria cuando nos encontramos con casos graves en los que el bien corre un serio peligro de desaparecer.
Tenemos muchos y muy variados ejemplos. Desde la alquería del Rey del Pouet de Campanar, pasando por la parte privada de la alquería dels Moros, una de las alquería de San Llorenç, la barraca del Coixo Navarro, las barracas de Panach, la barraca de Cal Carro, la alquería del Mantot, la alquería del Volante, la alquería de Tallarrós, o la alquería de Serra, en la que ya se ha venido abajo parte del muro de cierre del hortus conclusus.
https://conocevalenciapaseando.blogspot.com/2021/11/el-plan-de-recuperacion-del-patrimonio.html
Y en todos los casos mencionados, los ayuntamientos han llegado tarde y mal. Y en muchos casos ni siquiera existía un expediente previo del estado del bien. Se desconocía completamente su estado porque ningún técnico había acudido allí a comprobarlo. Sólo se actúa mediante denuncia de un tercero y en raras ocasiones motu proprio, tal y como deberían hacerlo las administraciones públicas.
Ahora toca llorar y lamentarlo. Y esperar a que le llegue el turno a la próxima, que no tardará en llegarle. No esperamos que ningún ayuntamiento actúe a tiempo. Ni están, ni se les espera.