Valencia a un paso de los 30 bienes en la Lista Roja de Hispania Nostra
Valencia se encuentra ya sólo a un paso de alcanzar los treinta bienes incluidos en la Lista Roja de Hispania Nostra. En breve, nuestra ciudad se convertirá en la primera ciudad española en llegar a esa cifra y superarla con creces, ante la inacción de los propietarios de los bienes y de las administraciones públicas.
https://noticiasciudadanas.com/valencia-alcanza-28-bienes-en-la-lista-roja/
El último bien que ha pasado a formar parte de esta lista ha sido el Molí dels Alters (BRL), situado en el Camí de Moncada, en Poble Nou, debido a su estado de abandono y deterioro progresivo tras un derrumbe en noviembre de 2020.
https://listaroja.hispanianostra.org/ficha/moli-dels-alters/
El último molino del brazo de Petra, de la acequia de Mestalla
Según explican los historiadores Enric Guinot y Sergi Selma, en su publicación Les Séquies de l’Horta Nord de València: Mestalla, Rascanya i Tormos (2005), se trata del último molino del brazo de Petra de la acequia de Mestalla, tratándose de un molino moderno de principios del siglo XIX, con más de doscientos años de historia.
La primera referencia sobre él aparece en el año 1817, cuando es identificado como un molino harinero que estaba arrendado a Josep Donderis, un molinero profesional perteneciente a una familia dedicada a esta actividad en la Huerta de Valencia entre finales del siglo XVIII y primera mitad del siglo XIX.
El diccionario de los pueblos valencianos, del año 1848, que fue dirigido por Pascual Madoz, da noticia de su funcionamiento y el Nomenclátor de las poblaciones de España, del año 1887, especifica que era un molino harinero y arrocero con una casa anexa de dos plantas. Gracias a fuentes orales se conoce que continuó en funcionamiento durante la primera mitad del siglo XX pero cambiando su actividad a la molturación de piensos y pasando a ser movido ya por energía eléctrica.
El Molí de los Alters formaría parte de un conjunto constructivo integrado por una alquería-vivienda y el casal molinero más otras dependencias agrícolas complementarias. Consta de varios cuerpos de diferentes épocas, si bien la alquería-molino tiene una planta rectangular, dirección este-oeste y perpendicular al cajero de la acequia de Petra, que llega desde el sur y en dirección noreste.
Este edificio principal consta de planta baja y una altura, con una única crujía y la cubierta de teja árabe a dos vertientes. La fachada principal es paralela al camino de Moncada, mirando al norte, con varias ventanas de tamaños diferentes y una puerta principal de grandes dimensiones de acceso tanto a la vivienda como al molino. La parte hidráulica del molino está enterrada y en parte cegada, por lo que no es posible actualmente identificar a simple vista su distribución y estado de conservación.
A pesar de encontrarse en mal estado de conservación todavía mantiene la disposición interior de las dependencias del antiguo molino y la parte subterránea del circuito hidráulico del casal, si bien ya no existe la maquinaria tradicional.
Los Presupuestos Participativos de la GVA que no se cumplen
En noviembre de 2020 debido al mal temporal en la ciudad de Valencia, el antiguo molino sufrió un peligroso derrumbe desde el techo, dejando un rimero de tejas y otros elementos en la calzada. A pesar de ser declarado como Bien de Relevancia Local, desde hace años se encuentra abandonado y desprotegido, siendo acosado por el paso del tiempo y víctima de la contaminación del humo de los coches que ensucian la fachada. Esta falta de protección provoca que su degradación progresiva sea inevitable.
Fue una de las propuestas de los Presupuestos participativos de la Generalitat, en 2021, con un informe de viabilidad positivo y una inversión de 310.000 €. Nada más se sabe desde entonces y Después del tras el derrumbe sufrido en noviembre de 2020 el bien sigue deteriorándose progresivamente sin que, ni el propietario ni las administraciones públicas valencianas actúen para frenar el deterioro y la degradación que ponen en riesgo su integridad.
Parece que los Presupuestos Participativos fueron simples ejercicios virtuales con el objetivo de contentar a una parte de aquellos que participaron activamente con sus propuestas, pero que a la hora de la verdad han visto que más de tres años después muchas de las mismas han caído en saco roto. Guardadas en un cajón y olvidadas.