En el centro de Valencia tenemos un recinto, el más grande de venta de productos frescos donde cada día se superan los 30ºC en su interior, y donde más de 1.000 trabajadores trabajan con más de 30ºC y a ello se une la humedad, con lo que la sensación de calor es intensa.
Cada días los más de 300 puestos abiertos del Mercado Central de Valencia abren sus puertas, de lunes a sábado. Con una media de 3 trabajadores por puesto suman casi un millar. También tenemos al personal de seguridad privada y a partir de las 15h están los trabajadores de limpieza. Además de los dos funcionarios del Ajuntament de Valencia que supuestamente vigilan el Mercado. Todos suman más de un millar y todos trabajan en unas condiciones que lesionan su salud.
Una situación que se repite año tras año ante la desidia de las Administraciones Públicas. El recinto es municipal pero existe un convenio caducado hace años que da la gestión a la antigua asociación de vendedores, con lo que la gestión del recinto municipal es privada.
Una asociación de vendedores cuya gestión ha sido puesta en tela de juicio por entidades defensoras del patrimonio como el Círculo por la Defensa del Patrimonio o por muchos de los vendedores y trabajadores del recinto, creándose el año pasado una nueva asociación llamada La Cotorra que engloba a vendedores y trabajadores del recinto municipal.
Nadie contesta en el Ayuntamiento de Valencia
La Asociación lleva desde su creación pidiendo por mail y por Registro General de Entrada una reunión con el concejal de Comercio y mercados, que también lleva MercaValencia, además de fallas, Pirotecnia, Batalla de Flores y Junta Central Fallera. extrañamente Santiago Ballester encuentra tiempo para acudir a otras fiestas de Valencia pero no para reunirse con esta asociación de vendedores y trabajadores. Tampoco la alcaldesa María José Catalá parece tener tiempo, ya que les remite a su concejal que nunca les contesta.
Cuando los trabajadores llaman a la Llongeta ( concejalía de Mercados) para quejarse por el insoportable calor, los funcionarios les repiten una y otra vez “Sois autogestión, aquí no queremos saber nada”. O lo que es lo mismo: “nos importa un pimiento vuestra salud a pesar de ser un recinto municipal en el que se está cometiendo un posible delito continuado contra la salud de los trabajadores”.
¿Estarían cometiendo un delito los propios funcionarios al permitir se ponga en riesgo la salud de más de 1.000 trabajadores?
Pues es una buena pregunta porque un funcionario cuando en su trabajo es conocedor de una irregularidad o delito, una conducta contra la ley es su obligación el dar cuenta de la misma en informes a sus superiores y denunciar el caso, cosa que parece no ha pasado, con lo que podría pensarse que los funcionarios de la Concejalía, conscientes de ello, escurren el bulto y son colaboradores necesarios en este delito contra la salud de los trabajadores, alargado en el tiempo y recurrente cada día de verano.
El propio concejal Ballester y su asesor Quique Pardo se niegan a recibir a esta asociación y conocedores del problema sólo se reúnen con los que llevan la gestión privada y su solución de Disney es la convocatoria de un concurso internacional de ideas con el Universitat politécnica para ver cómo refrigerar el Mercado Central, un nuevo brindis al sol. un concurso que no se convocaría antes de 2025 y una solución que se alargaría más allá de 2026… Lo dicho una ocurrencia propia de Walt Dinsey para justificar que hacen algo, pero que encierra en sí que es consciente del problema y no tiene voluntad de solucionarlo, por lo que permite que en un recinto municipal se vulnere la ley de seguridad e higiene en el trabajo, lo que a ojos de muchos le hace un colaborador necesario en el “presunto delito”.
La Asociación de Vendedores de La Cotorra exige medidas urgentes y concretas
A pesar de que la alcaldesa en su expediente de petición urgente de reunión ha escurrido también en bulto y les ha dirigido al concejal que no se quiere reunir con ellos, La Cotorra ha decidido enviar una carta de urgencia a la alcaldesa.
“Solicitamos de urgencia que en el recinto municipal se dote de inmediato de equipos portátiles de refrigeración que permitan bajar la temperatura del recinto”.
Las explicaciones son claras, ya que se ha llegado a registrar en los termómetros hasta 36ºC más humedad en el interior, pero además los vendedores ya achacan a pérdidas directas el exceso de calor en el recinto
“Por un parte parte del género se echa a perder por el exceso de calor, pero además vemos cómo la afluencia al Mercado baja considerablemente a partir de las 12:00h cuando ya aprieta el calor.”
Así a las mermas por el calor en los productos que se venden hay que añadir que cada día el Mercado pierde miles de clientes bajando las ventas a partir de las 12:00 hasta las 15h cuando cierra el Mercado Central.
“Mis clientas aseguran que no quieren venir a partir de las 12:00h dicen que el calor es insoportable”
Asegura un vendedor. Un simple vistazo da como consecuencia ver casi en cada puesto un ventilador o un aparato portátil de aire para mitigar el calor, aunque los vendedores sudorosos no los quita nadie y no es la mejor imagen del Mercado Central de Valencia.
El portavoz de la Asociación La Cotorra asegura ver con indignación cómo el Ayuntamiento sigue dando licencias a nuevos centros comerciales que estarán bien fresquitos mientras margina a los recintos municipales y a sus propios concesionarios a los que ignora una y otra vez.
Arrecian las críticas en el Mercado Central ante el fuerte calor insoportable en el interior
Más de 100 lipotimias registradas en 2023
No hay registros públicos, parece que no interesa tenerlos, pero el verano pasado se cerró con más de 100 lipotimias de clientes y este año llevamos más de 30. No es una situación baladí como para seguir ignorándola más tiempo. A la puesta en riesgo diaria de la salud de los trabajadores se añade la salud de los 15.000 asistentes diarios que es la cifra oficial de media de visitantes del Mercado Central cada día.
“Catalá está poniendo en riesgo a casi 16.000 personas cada día y sigue ignorando este hecho”
La Asociación La Cotorra se muestra completamente indignada por la actitud municipal de desprecio a la salud de las 16.000 personas cada día y exige soluciones inmediatas.
“No podemos pasar ni un día más en esta situación y Catalá debe tomar cartas en el asunto ya que su concejal se niega a hacerlo por incapacidad o simplemente por mala fe”.
La Asociación de vendedores La Cotorra exige a la alcaldesa actúe de inmediato en el Mercado Central
Preguntados si pedirán la dimisión del concejal los integrantes de La Cotorra dice que “no hemos notado ningún cambio de actitud del nuevo concejal con respecto de los anteriores, nos e ha notado el cambio de color político, y todas las promesas de Ballester en la oposición ahora son simple papel mojado o promesas que se ha llevado el viento”.
Estas declaraciones son indicativas del grado de malestar de muchos colectivos con el nuevo concejal y que piden soluciones reales y urgentes.
“No queremos más ocurrencias de Ballester y su equipo, queremos soluciones”
Aseguran estar muy preocupados por los trabajadores y sus condiciones de trabajo, y ya han mantenido varias reuniones con Inspecciónd e Trabajo que se ha mostrado asombrada de la situación y también son conocedores de la misma, y han requerido al Ayuntamiento como recinto municipal una solución que sigue sin llegar. Mientras las oficinas de la asociación privada que lleva la gestiónd el Mercado siguen a 22-23ºC como las de la Llongeta, donde un frío intenso sacude a cualquier visitante al entrar. También ellos vulneran la ley de eficiencia energética, con temperaturas por debajo de lo que permite la ley, pero están fresquitos, así que el calor extremo del resto no les importa porque ellos no lo sufren. Eso se llama tener nula empatía con los problemas de los trabajadores, no realizando la albor in vigilando que tienen encomendada por la propia legislación, pero ya saben el dicho popular…”Donde no hay patrón manda marinero”, pues eso, cada cual se preocupa sólo y únicamente de su bienestar y de cobrar a final de mes… los problemas de los demás parece no importar, aunque resolverlos sea parte de su trabajo, nadie pide explicaciones de la función no realizada…