El president de la Generalitat Valenciana presencia por primera vez un acto festivo en las Fallas 2025 mientras la oposición clama por su dimisión
Valencia, 20 de marzo de 2025
Por Redacción Valencia Noticias
La noche del 19 de marzo de 2025 no solo fue el broche final de las Fallas, sino también el escenario de una reaparición política cuidadosamente medida. Carlos Mazón, president de la Generalitat Valenciana, apareció por primera vez en el balcón del Ayuntamiento de Valencia durante estas fiestas para presenciar la Cremà de la falla municipal grande, acompañado por la alcaldesa María José Catalá y la fallera mayor de Valencia, Berta Peiró. Un movimiento que no ha dejado indiferente a nadie, especialmente después de las duras críticas recibidas por su prolongada ausencia en los actos falleros previos.
Un acto simbólico… y necesario
Mazón llegó al consistorio media hora antes de que comenzara la Cremà de la falla grande. Una presencia que muchos califican de «estratégica», después de que en los días previos se multiplicaran las voces que le acusaban de «desaparecido» en el epicentro de la fiesta más emblemática de Valencia. La oposición, como era de esperar, no perdió ocasión para visibilizar su rechazo al president, desplegando pañuelos y pegatinas con el lema «Mazón dimisión» en plena plaza del Ayuntamiento, mientras las llamas consumían el monumento.
Pero Mazón, lejos de amedrentarse, aprovechó el momento para enviar un mensaje de empatía y responsabilidad. En sus declaraciones públicas hizo un guiño a las víctimas de las recientes inundaciones provocadas por la DANA y a los heridos en la explosión de la falla Zapadores. «Es una noche de precaución, pero también para disfrutar, porque hay gente que ha luchado mucho por levantar estas fallas», afirmó. Y, como quien lanza un dardo envenenado al futuro, anunció que este jueves se aprobarán los presupuestos autonómicos, que, según sus propias palabras, estarán «a la altura de la recuperación» tras los desastres climáticos de las últimas semanas.
Mazón, en el balcón… pero no en la calle
La Cremà de la falla municipal grande, que comenzó pasadas las 22:30 horas, fue el epicentro de la atención pública. Mientras la falla ardía y las llamas se elevaban como símbolo del cierre de las fiestas, Mazón compartía balcón con Catalá y Peiró, acompañados por los vicepresidentes del Consell, Susana Camarero y Francisco Gan Pampols. El evento, que algunos consideraron un acto de «normalización política», para otros fue un escaparate demasiado medido.
En la plaza, a oscuras y llena hasta los topes, los ciudadanos disfrutaban del espectáculo pirotécnico previo, ajenos (o quizás no tanto) al pulso político que se libraba a escasos metros de sus cabezas. Desde el Salón de Cristal, la portavoz de Compromís, Papi Robles, grababa un vídeo que posteriormente subiría a sus redes sociales, mostrando una pegatina de «Mazón dimissió» mientras el president permanecía en segundo plano, aparentemente indiferente.
La ausencia previa de Mazón: ¿estrategia o negligencia?
Hasta la noche del 19, Mazón no había aparecido en el balcón del Ayuntamiento para presenciar ninguna de las tradicionales mascletás, a excepción de las tres que fueron suspendidas por alerta meteorológica. Esta ausencia alimentó las críticas de la oposición, que calificaron su actitud de «falta de compromiso institucional» y denunciaron el supuesto miedo del president a exponerse a las protestas ciudadanas por la gestión de la DANA y los recientes episodios de malestar social.
Fuentes cercanas al Palau justifican la escasa participación de Mazón en los actos falleros debido a su «intensa agenda de trabajo» y su dedicación a coordinar la respuesta institucional a los daños causados por las inundaciones. Sin embargo, para muchos, su ausencia ha sido interpretada como un gesto de distancia hacia la principal fiesta de la Comunitat Valenciana.
El regreso mediático en el último minuto
La llegada de Mazón a la Cremà fue retransmitida en directo por la televisión autonómica À Punt, que no perdió detalle del momento en el que el president se unía a Catalá y a la fallera mayor para dar inicio a la quema de la falla municipal. Un acto breve, pero cargado de simbolismo, que coincidió con la última oportunidad para que el jefe del Consell mostrara cercanía y liderazgo antes de que las Fallas 2025 pasaran a la historia.
Mientras el fuego devoraba el monumento central de la plaza del Ayuntamiento, se disparaba también el castillo de fuegos artificiales a cargo de la pirotécnica María José Lora, que este año recibió la responsabilidad de cerrar el ciclo festivo con un espectáculo visual que muchos calificaron como «emocionante» y «respetuoso» con la situación de las víctimas de los recientes desastres.
La oposición no suelta el pañuelo
A pesar del esfuerzo de Mazón por «rescatar» su imagen pública en el último momento, la oposición no ha dado tregua. El portavoz socialista, Borja Sanjuan, fue especialmente activo en redes sociales durante la Cremà, donde publicó varias imágenes mostrando su pañuelo con el bordado «Mazón dimisión». La misma consigna que Papi Robles de Compromís exhibió desde el propio salón noble del Ayuntamiento.
Ambos grupos han criticado la «puesta en escena» del president y lo han acusado de «oportunismo político». Según Sanjuan, «el president no ha pisado las calles de Valencia en Fallas porque sabía que la gente le reclamaría responsabilidades por su gestión». Robles, por su parte, denunció la «falta de transparencia» en la llegada de Mazón al consistorio, que, según dijo, se produjo «sin presencia de medios» y «de forma discreta para evitar abucheos».
Una noche de fuego, política y futuro incierto
La Cremà de 2025 no solo ha marcado el fin de las Fallas. También ha servido de termómetro para medir el pulso político de un president que empieza a enfrentarse a una oposición cada vez más movilizada. Con los presupuestos autonómicos a punto de aprobarse y la región aún recuperándose de los efectos de la DANA, la figura de Mazón queda en el centro del tablero.
¿Será capaz de reconquistar la confianza de los valencianos o su aparición en la Cremà será vista como un gesto vacío? El tiempo, como siempre, lo dirá.
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