Este domingo 20 de octubre de 2024, el Papa Francisco proclamará santos a Carmelo Bolta y Francisco Pinazo, mártires valencianos que dieron su vida en Damasco en 1860. La comunidad valenciana celebra con orgullo este reconocimiento a dos de sus hijos más ilustres.
El próximo domingo marcará un hito en la historia religiosa de la Comunidad Valenciana. La canonización de Carmelo Bolta y Francisco Pinazo no solo enaltece su memoria, sino que también refuerza la importancia de su sacrificio en defensa de la fe. Este evento, organizado en el corazón de la cristiandad, Roma, congregará a fieles y autoridades valencianas en torno a dos figuras que han sido faros de devoción y ejemplo de compromiso religioso desde hace más de un siglo.
Los mártires valencianos: su vida antes del martirio
Carmelo Bolta Bañuls nació en 1803 en Real de Gandía, mientras que Francisco Pinazo Peñalver vio la luz en 1802 en la pequeña Aldea del Chopo, Alpuente. Desde temprana edad, ambos demostraron una inclinación hacia la vida religiosa, lo que los llevó a ingresar en la Orden de los Frailes Menores (franciscanos). Formados bajo el espíritu de San Francisco de Asís, dedicaron sus vidas a la evangelización y el servicio a los más desfavorecidos.
La vocación misionera los llevó hasta Damasco, Siria, donde se asentaron para realizar labores pastorales y sociales. Sin embargo, su vida cambió radicalmente en 1860, cuando una violenta persecución religiosa azotó la región. El Imperio Otomano vivía una época convulsa, y la tensión entre musulmanes y cristianos alcanzó su punto más álgido. En julio de ese año, una turba asaltó el convento franciscano donde residían Bolta, Pinazo y otros compañeros de la orden. En medio de la violencia, ambos fueron asesinados junto a otros seis religiosos franciscanos y tres laicos maronitas. Su sacrificio dejó una huella indeleble en la historia de la Iglesia, y su memoria ha sido venerada desde entonces.
De la beatificación a la canonización
El reconocimiento de su martirio llegó rápidamente tras su muerte. En 1926, el Papa Pío XI los beatificó junto a sus compañeros, un paso fundamental en el proceso de canonización. Desde entonces, su devoción ha crecido de manera constante, especialmente en sus localidades de origen, donde se han erigido parroquias en su honor y se celebra su festividad anualmente.
Sin embargo, no fue hasta mayo de 2024 cuando el Papa Francisco aprobó el decreto que confirmaba la canonización de los mártires de Damasco, incluyendo a Carmelo Bolta y Francisco Pinazo. Este anuncio fue recibido con alegría y devoción por la comunidad valenciana, que ve en este reconocimiento una reafirmación de la importancia de estos mártires en la historia de la Iglesia y de la propia región.
Un evento de gran magnitud para Valencia
La ceremonia de canonización tendrá lugar en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, donde el Papa Francisco presidirá la Misa de Canonización el 20 de octubre. En el acto, que será seguido por miles de fieles de todo el mundo, estarán presentes más de 190 peregrinos de Valencia, Real de Gandía y Alpuente, entre los que se incluyen descendientes de los mártires, autoridades locales, eclesiásticas y fieles devotos de ambas localidades.
La Archidiócesis de Valencia ha organizado esta peregrinación especial, encabezada por el arzobispo Enrique Benavent. Entre los asistentes se encuentran miembros de la Cofradía del beato Carmelo Bolta y fieles de la parroquia de Real de Gandía, así como de la parroquia de la Aldea del Chopo y de la ciudad de Valencia. Junto a ellos también viajará la consejera de Justicia e Interior de la Generalitat Valenciana, Salomé Pradas Ten, en representación del gobierno valenciano.
La relevancia de los santos en la Comunidad Valenciana
La proclamación de Carmelo Bolta y Francisco Pinazo como santos tiene una profunda resonancia en la Comunidad Valenciana, no solo por la dimensión espiritual que este reconocimiento implica, sino también por el orgullo que supone para la región ver a dos de sus hijos elevados a los altares.
En Real de Gandía, donde la devoción por Carmelo Bolta ha sido especialmente significativa, la noticia de su canonización ha sido motivo de celebración. Las calles del municipio se adornarán para conmemorar este evento, y se organizarán misas especiales y procesiones en su honor. Lo mismo ocurrirá en la Aldea del Chopo, donde la figura de Francisco Pinazo siempre ha sido un símbolo de inspiración y fe para sus habitantes.
Para los fieles valencianos, esta canonización representa un recordatorio de la capacidad de sacrificio y devoción que han caracterizado a figuras religiosas de la región a lo largo de la historia. También es una ocasión para renovar la fe y mirar hacia el futuro con esperanza, tomando como ejemplo el testimonio de vida de estos mártires.
La canonización en el contexto del Jubileo 2025
Este evento llega en un momento crucial para la Iglesia, en las vísperas del Jubileo de 2025. Este año santo, que la Iglesia Católica celebra cada 25 años, es una oportunidad para que los fieles renueven su compromiso con la fe y busquen la santidad en su vida cotidiana. Monseñor Enrique Benavent, arzobispo de Valencia, ha subrayado la importancia de esta canonización en el contexto del Jubileo, llamando a los valencianos a seguir el ejemplo de Carmelo Bolta y Francisco Pinazo.
En una carta reciente, el arzobispo destacó que “la canonización de estos dos mártires es una invitación para todos nosotros a vivir con mayor intensidad nuestra fe y a prepararnos espiritualmente para el Jubileo de 2025, un año de gracia que nos ofrece la Iglesia para crecer en santidad y fortalecer nuestra vida cristiana”.
La comunidad valenciana ante un legado de fe
Más allá del reconocimiento oficial de la Iglesia, la canonización de Carmelo Bolta y Francisco Pinazo deja un legado profundo en la comunidad valenciana. Estos dos mártires son un ejemplo vivo de la fe y el sacrificio, y su historia sigue resonando con fuerza entre los fieles de su tierra natal.
La proclamación de su santidad es, en esencia, un reconocimiento de la universalidad del mensaje cristiano: una fe que no conoce fronteras y que, incluso en los momentos más oscuros, sigue siendo una fuente de esperanza y salvación. Para la Iglesia valenciana, este acontecimiento será un recordatorio de que la santidad no es algo lejano, sino que puede surgir en cualquier lugar, incluso en las humildes aldeas y pueblos de la Comunidad Valenciana.
Reflexión final
La canonización de Carmelo Bolta y Francisco Pinazo no solo enaltece su memoria, sino que también invita a los fieles valencianos a reflexionar sobre el significado de la fe y el sacrificio en el mundo actual. En un tiempo en el que la espiritualidad a menudo se ve relegada a un segundo plano, el ejemplo de estos mártires nos recuerda el poder transformador de la fe y la importancia de permanecer firmes en nuestras creencias.
¿Cómo crees que esta canonización influirá en la vida de los valencianos y en su relación con la fe? ¿De qué manera podría inspirar a las generaciones futuras a seguir el ejemplo de estos santos?