La delegada del Gobierno defiende su actuación y revela que advirtió con antelación sobre la gravedad de la situación en Paiporta; denuncia que el Cecopi no se activó a pesar de la alerta roja de Aemet
Horas de declaración para explicar 24 horas críticas
En un testimonio detallado y prolongado, Pilar Bernabé, delegada del Gobierno en la Comunitat Valenciana, ha expuesto ante la jueza instructora del caso DANA y ante el fiscal todos los pasos que dio el 29 de octubre, día en el que una brutal tromba de agua colapsó varios municipios del área metropolitana de València. Su comparecencia duró casi siete horas, un reflejo de la complejidad del episodio y de las dudas que aún persisten sobre la respuesta institucional.
Bernabé ha sido clara en su valoración: “Si se hubiera convocado el Cecopi con la alerta roja, todo habría sido distinto”, dejando entrever que la falta de coordinación entre administraciones pudo agravar los efectos del temporal.
Un Cecopi ausente pese a la alerta de máximo nivel
La delegada del Gobierno centró buena parte de su declaración en la ausencia de convocatoria del Cecopi (Centro de Coordinación Operativo Integrado), herramienta clave para gestionar emergencias de forma unificada entre Generalitat, Delegación del Gobierno y servicios de emergencia.
Aemet activó la alerta roja por precipitaciones intensas con antelación, pero el Cecopi no fue convocado de inmediato, algo que para Bernabé fue un error estratégico. La delegada relató cómo, al detectar los primeros signos de alarma, contactó con alcaldes y responsables políticos, y trasladó directamente a la consellera de Interior que el barranco del Poyo en Paiporta se estaba desbordando.
Contacto con Mazón en mitad del caos
Uno de los momentos más llamativos del relato de Bernabé fue su conversación con Carlos Mazón, presidente de la Generalitat, quien le contactó vía audio de WhatsApp desde un número desconocido. Según Bernabé, Mazón le confirmó que había tenido problemas con su teléfono móvil y con la vicepresidenta, lo que afectó la fluidez de las comunicaciones en pleno desarrollo de la emergencia.
Este detalle ha generado un fuerte impacto político, ya que pone sobre la mesa posibles fallos de comunicación en los niveles más altos del ejecutivo autonómico justo cuando se requería máxima agilidad y claridad.
Un maratón de llamadas y una noche sin tregua
En su declaración, la delegada también aportó un dato revelador: entre las 8:00 del 29 de octubre y las 8:00 del día siguiente realizó o recibió 240 llamadas. Una cifra que ilustra el frenesí de aquella jornada, y que, según ella, justifica su implicación y el esfuerzo realizado por su parte para movilizar recursos y alertar sobre el empeoramiento de la situación.
A pesar de ello, el mensaje Es Alert –el sistema de avisos masivos a la población– no se activó hasta las 20:11 horas, cuando buena parte de los daños ya estaban produciéndose. Este desfase ha sido duramente criticado por los afectados y podría constituir uno de los puntos más críticos de la investigación.
Repercusiones políticas y judiciales
La investigación abierta no solo busca esclarecer qué ocurrió, sino también dilucidar posibles responsabilidades. La jueza y el fiscal valorarán ahora el conjunto de testimonios y pruebas, mientras se espera que en las próximas semanas comparezcan más responsables de emergencias, tanto a nivel autonómico como local.
Mientras tanto, la escena política valenciana se ha polarizado aún más. Desde la Generalitat se insiste en que se actuó con diligencia dentro del marco legal, mientras que desde el Gobierno central se apunta a falta de proactividad en la gestión autonómica como uno de los factores que agravaron los efectos del temporal.
Un Cecopi tardío, un Es Alert demorado y un temporal anunciado
El caso de la DANA de octubre de 2023 puede convertirse en un ejemplo paradigmático de cómo la falta de anticipación institucional puede amplificar los efectos de fenómenos climáticos extremos. En un contexto de cambio climático donde estos eventos son cada vez más frecuentes, el caso valenciano podría marcar un antes y un después en los protocolos de actuación.